Revista Educación

El racismo que no se lleva el viento

Por Siempreenmedio @Siempreblog
El racismo que no se lleva el viento

"HBO Max retira 'Lo que el viento se llevó' de su catálogo de EE UU por las acusaciones de racismo".

Así titulaba el diario El País el pasado 10 de junio una noticia que acabó haciendo eso que los periodistas perezosos llaman "incendiar las redes". En realidad la noticia no es tal, al menos para mí. La noticia es que HBO Max ha retirado Lo que el viento se llevó temporalmente de su catálogo, para volverla a incluir (sin ningún tipo de censura) con un aviso sobre su contexto histórico y sobre la postura del propio servicio de streaming ante su mensaje. De hecho la propia noticia de El País reproduce textualmente las palabras de un portavoz de HBO Max (las negritas son mías):

"La película es un producto de su tiempo y refleja algunos de los prejuicios étnicos y raciales que han sido comunes, desgraciadamente, en la sociedad estadounidense. Estos retratos racistas eran equivocados entonces y lo siguen siendo hoy, y sentimos que mantener esta obra sin explicarlos y denunciarlos sería irresponsable. Sin duda, son contrarios a los valores de Warner Media; por tanto, cuando volvamos a incluir el filme en HBO Max, regresará junto con un debate sobre su contexto histórico y una denuncia de esos elementos, pero será presentado tal y como fue creado originalmente, porque actuar de otra forma equivaldría a sostener que esos prejuicios nunca existieron"

No sé por qué El País y otros medios españoles titulan con algo tan engañoso cuando en el propio cuerpo de la noticia aclara lo que sucede -y sucederá- con la película, que además es lo más relevante del asunto: la pertinencia o no de complementar ciertas obras artísticas de otras épocas (no tan lejanas) con información que las ponga en contexto.

A mí me gusta Lo que el viento se llevó; la he visto tal vez unas 4 veces y la disfruto cada vez que la veo. Pero no puedo dejar de lado que el mensaje del film es un mensaje revisionista de la guerra civil americana que toma partido por los estados sureños, tiene una visión complaciente sobre la esclavitud y culpa a los estados antiesclavistas del colapso de un estilo de vida que considera superior y más civilizado (en este artículo hay más información sobre este tema). En un momento en el que estamos debatiendo, en pleno siglo XXI, si hay o no hay racismo institucionalizado en los Estados Unidos, ¿de verdad podemos considerar una tontería o un sinsentido añadir cierta información sobre el contexto racista en el que esta obra (o cualquier otra) se sustenta para colaborar en desterrar este tipo de actitudes? ¿Acaso no enriquece a las obras un debate sobre su contexto, intenciones, fallos y aciertos?

Soy de la opinión de que una obra de ficción no se debe juzgar de la misma manera que un hecho real, pero también soy consciente de que hay obras de ficción que forman opinión y que cimentan y ayudan a expandir ideas y creencias. Cualquiera que ponga a disposición del público este tipo de obras tiene una responsabilidad sobre el mensaje que está ayudando a transmitir y no puede escudarse en la libertad de expresión para lavarse las manos y mantener una neutralidad que no es tal. Pasa algo parecido con los chistes sobre víctimas de ETA: son ficción y están amparados por la libertad de expresión, pero no es lo mismo que esos chistes los cuente usted, querido lector, a que los cuente Arnaldo Otegi; como tampoco es lo mismo que se cuenten ahora, que contarlos mientras ETA disparaba tiros en la nuca. Contexto y responsabilidad. El primero no podemos olvidarlo y la segunda no podemos permitirnos rechazarla.


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