A mi lo gafapasta no me gusta. No lo considero malo o tontería, es que no va conmigo. Todo tiene su público y yo no soy gafapasta en esto de los cómics. No obstante, eso no quita que cuando tengo la oportunidad me leo las gafapastadas más reputadas. Prácticamente me faltaba por leer esta, El Rayo Mortal. La considerada mejor obra del autor alternativo estadounidense más prestigioso del momento, D. Clowes. Que el cómic date del 2004 creo que retrata bien de lo que estamos hablando.
Lo que no me mola de lo gafapasta es su distorsionada visión de la humanidad. En general el autor estadounidense alternativo es un tipo que las pasó canutas de adolescente y crea como forma de autoterapia, por eso los cómics gafapasta siempre son autobiográficos. Esto hace que las historias sean una especie de reverso negativo del estilo de vida estadounidense. No hay triunfadores, hay perdedores, no hay gente popular, hay inadaptados, no hay grandes aventuras (el protagonista de El Rayo Mortal rompe la Odisea), hay costumbrismo, no hay idealismo, hay mezquindad, no hay optimismo, hay pesimismo, no hay grandes medios, hay cutrerío, no hay final feliz, las cosas suelen terminar peor de como empezaron. Eso no me gusta. Estoy muy lejos de ser uno de esos que piensan que los de EE.UU. son lo mejor que le ha pasado al planeta. Así que no es porque estos cómics son críticos con la fantasía estadounidense, es porque son sombríos y desagradables. Ni tanto ni tan calvo. Además, las cosas no son tan malas como te cuentan en estos cómics. Como El Rayo Mortal participa de todo esto no me ha gustado.
El cómic es lo que considera D. Clowes lo que sería una historia realista de superhéroes clásicos. ¿Qué pasaría realmente si un adolescente introvertido y huérfano descubriese tener superpoderes en su tardoadolescencia? La respuesta es tétrica y parcial pero seguramente mucho más lógica y verosímil que la mayoría de las respuestas que han dado Marvel y DC. La moralidad rígida choca con la condición invisible y subjetiva del mal (ni todos los crímenes son visibles, ahí están los financieros, ni es fácil pillar a los criminales visibles con las manos en la masa), la imperfección personal dificulta impartir Justicia y la marginalidad impide un acercamiento positivo al mundo social. De todos modos, quizás El Rayo Mortal no sea un cómic descreído, ácido y sombrío de superhéroes, sino el típico cómic gafapasta de paso de adolescencia a la madurez (como un cuento tradicional cualquiera).
Los poderes le vienen al protagonista si fuma y esta actividad, como reconoce el propio D. Clowes, es en cierta forma lo que marca el paso de la juventud a la adultez. El chaval que fuma se siente y es visto por sus iguales como mayor. Teniendo en cuenta esto, este cómic quizás vaya de lo imposible que es mantener la educación maniquea que nos dan en nuestra minoridad en un mundo adulto. Raramente un malo es un malvado de verdad, rara vez podemos suponer una diferencia, rara vez las cosas son claras, rara vez podemos ser árbitros imparciales, rara vez podemos ser quirúrgicos (la guerra que sólo destruye objetivos militares y sólo mate soldados sigue siendo una fantasía). Así pues, quizás haya que leer El Rayo Mortal como una alegoría sobre la incorporación del adolescente, con todo su mundo idealista y fantasioso, al prosaico y vulgar mundo adulto. Siendo la conclusión de D. Clowes que el que no puede superar o adaptar su yo adolescente queda condenado a la soledad y la marginalidad.
O quizás haya que leer este cómic como una crítica al gobierno neoconservador y al pensamiento popular estadounidense. Después de todo D. Clowes ha reconocido que creó el cómic en el contexto de la Guerra de Irak contra la que él estaba. Así, todo lo dicho anteriormente se puede aplicar al complejo de superhéroe que tienen los estadounidenses. En contra de ese pensamiento tan soberbio como provinciano que les lleva a guerrear de forma unilateral al creerse infalibles e intachables. El protagonista compra música del ejército estadounidense y dice: Soy el típico americano… un tipo modesto con sentido común que entiende la diferencia entre el bien y el mal o Haré lo que sea por vosotros y ciudadanos y ciudadanas decentes. Su “conciencia” dice: Lo hacemos por América. Frases consustanciales a la mentalidad estadounidense que bien pudieron salir de la boca de Bush jr. que explican porque, una vez desaparecidos los nazis, EE.UU. siempre es un elefante en una cacharrería. Así pues, la crítica al superhéroe de El Rayo Mortal puede ser en verdad a la política exterior estadounidense, bien intencionada pero generalmente desastrosa por ingenua y soberbia, que ha acabado por aislarle.
Gráficamente la obra es estupenda. No innova, como muchos dicen, sino que usa sabiamente muchos recursos que ya estaban inventados. La excelencia de D. Clowes radica precisamente en que es un autor muy completo. Por ello sobresale ya que lo normal es que un autor yanqui no domine más de un recurso, y algunos ni siquiera uno. Sólo hay que coger un cómic de superhéroes cualquiera. De hecho el ser hot es sinónimo de no saber hacer la o con un canuto. Así, las páginas de El Rayo Mortal son excelentes por lo bien que el dibujo y la narración se adaptan a cada momento de la historia. Es por esto que D. Clowes va más allá de imitar el dibujo claro y convencional, los colores planos y la paleta limitada de los cómics de su adolescencia y es uno de los narradores más competentes que hay en activo en el Cómic.
La edición es muy buena pero bastante cara. Lo cual lo considero injustificable pues Mondadori es una editorial muy potente. Si nuestras editoriales patrias de cómics, hormigas en comparación, te sacan el mismo formato más barato no veo razón por la que la editorial de origen italiano nos la clave. Si bien es cierto que en general edita los cómics fatal. Pequeñitos, con mala reproducción y, por supuesto, caros.
Así pues, El Rayo Mortal es un cómic genuinamente gafapasta que destaca porque su apartado gráfico es sofisticado y atractivo, cosa poco habitual. En mi opinión su prestigio es exagerado, sólo hay que ver que su origen es sectario, pero esta por encima de lo que suele venir de EE.UU. y, además, es un cómic de relecturas tanto por sus diferentes niveles como porque en cierta forma es una mancha del test de Rosarch, es interpretable de modo que cada vez dice algo diferente. Reconozco que después de haber hecho esta reseña me mola más.