¿Eres de los que se pasan la vida protestando? ¿Sueles cuestionarte por sistema todo lo que te dicen? ¿Crees que quien te da consejos no es más que una amenaza para tu independencia?Todo esto ¿te acarrea problemas a la hora de relacionarte?
Porque si es así, quizás te estés comportando de un modo inflexible y desadaptativo, en permanente conflicto con tu entorno.Quizás seas… ¿un “rebelde sin causa”?
¿Cómo actúas?
1º.- Protestas por todo: a tu jefe, a tus padres, a tu profesor…
2º.- Faltas a tus obligaciones a propósito: llegas tarde, incumples los plazos de forma injustificada… Trabajas despacio o deliberadamente mal cuando te encargan algo que no quieres hacer.
3º.- Esperas que sean los demás los que se adapten a tu estilo de vida, y si sientes que los demás no lo respetan te comportas de forma agresiva.
4º.- No sabes expresar tus opiniones de forma clara y mucho menos asertiva, por eso a menudo llevas la contraria por sistema.
5º.- Eres incapaz de marcarte metas y luchar por un objetivo: pierdes tanto tiempo llevando la contraria, centrado en los demás, que no te puedes centrarte en ti mismo.
6º.- El miedo a perder tu supuesta libertad te hace estar a la defensiva, y eso se vuelve contra ti: malgastas tantos recursos en esa defensa que no eres capaz de llevar a cabo un buen ataque, de llevar las riendas de tu propia vida.
¿Por qué actúas así?
En primer lugar, porque sientes una necesidad constante de reconocimiento. Necesitas ser aceptado por las personas más significativas de tu entorno pero al mismo tiempo permanecer al margen, sentirte independiente.
En segundo lugar, porque no sabes conciliar esos dos deseos contrapuestos: el de obtener la aprobación de los demás y a la vez sentir que eres tú mismo. Porque quieres conseguir lo bueno de vivir en sociedad pero sin sentir que eres uno más.
Al final te conviertes en todo lo contrario de lo que ansías: al final eres una persona mucho más dependiente de lo que te crees…
póster creado por Adarve Photocollage, retoque fotográfico