El rechazado y derrotado Sánchez

Los asesores de Pedro Sánchez están deprimidos porque no logran vencer el profundo rechazo que su candidato provoca en España, ni consiguen sacarlo a flote, ni eliminar su creciente imagen de derrotado y desesperado. Cualquier iniciativa, incluso la de los debates, que es una buena idea, se les vuelve en contra porque ya nadie cree en la espontaneidad ni en la buena voluntad del acorralado socialista, al que le recuerdan que el 2019 rechazó debatir con Pablo Casado porque decía que España no quería bipartidismo y que los únicos debates con sentido son los de todos contra todos, los mismos que ahora rechaza. La campaña de Sánchez para las generales del 23 de julio toma el mismo rumbo que la que le condujo a la derrota el 28 de mayo: avance inexorable hacia el fracaso, rechazado por la mayoría de los españoles. Sus compañeros de partido también huelen la derrota y están nerviosos y rebeldes, con un miedo terrible a perder las delicias del poder y del pesebre. --- No lo dicen, pero las encuestas detectan que el "rechazo" que provoca Sánchez es prácticamente invencible y que crece día a día con mayor intensidad. El oscuro y cobarde comportamiento del gobierno con los freseros de Huelva, negándose a defenderlos ante el injusto boicot alemán, ha provocado que el rechazo al sanchismo en Andalucía se dispare y que en las próximas elecciones los votos socialistas desciendan drásticamente en la tierra que llegó a ser en el pasado el granero del socialismo español.

Todos abominan de Sánchez, incluso sus antiguos socios. Parece que han olido que es un perdedor y le abandonan con cobardía, a pesar de que nadie ha hecho más favores y concesiones que él a los amigos del terrorismo vasco y a la chusma nacionalista separatista y golpista catalana.

Sus antiguos socios de Podemos le odian y su discípula Yolanda, consciente de que Sánchez huele a derrota, le quiere lejos y procura que su imagen se desvincule de su "padrino" en desgracia.

Sánchez hasta da pena cuando se le contempla criticado por aquellos que durante años se sometieron y le hicieron de lame glúteos. La vida es dura y siempre ocurre que los corruptos y arribistas terminan por distanciarse del perdedor.

Circulan mensajes por las redes sociales que se ríen de su empeño por debatir solo con Feijóo y aconsejan al popular que no acepte porque Sánchez tendrá preparados trucos y trampas. Otros mensajes le retan a que, si tiene pelotas, debata con:

Con los agricultores de la fresa.
Con las víctimas de los violadores liberados.
Con los aplastados autónomos.
Con catalanes y vascos constitucionalistas.
Con las víctimas de ETA.
Con los españoles decentes, honrados y patriotas.
Con Abascal.
Con periodistas no comprados.

Sánchez ya parece un monigote derrotado, por mucha arrogancia que exhiba, por mucho miedo que meta, por mucha labia que demuestre, por muchos trucos que utilice, por muchas concesiones que haga, por mucho dinero que despilfarre y por muchas mentiras y promesas falsas que lance.

La oposición a Sánchez ya ha aprendido a tratarlo y le ha propuesto debates entre todos, algo que Sánchez no quiere aceptar porque teme tanto los argumentos convincentes del PP y de VOX como los reproches de sus antiguos socios, las patadas de Podemos y las cuchilladas de su ahijada Yolanda.

Para ganar las elecciones del 23 de Julio sólo tiene un camino, el del pucherazo, pero debe tener mucho cuidado porque, con su actual imagen de perdedor acorralado, esa ruta podría llevarlo a prisión.

Francisco Rubiales