Obtener nuevos productos a partir de deshechos. No es un término nuevo y hace mucho que los diversos tipos de contenedores se dejan ver en las calles de pueblos y ciudades. Aun así, a la hora de reciclar es común que sean los niños los que llamen la atención de los adultos.
Cada vez son más las familias que reciclan.
Lo habitual es separar el cristal, el plástico y el papel, pero ya no es tan habitual encontrar a familias que lo cumplan a rajatabla. Es por eso que cuando el niño aprende en el colegio que los recursos naturales son limitados y que si no se toman medidas se agotarán, comience una verdadera campaña a favor del reciclaje. Ellos se toman estas cuestiones de forma más seria que muchos adultos, por lo que en casa hay que estar preparados.
El reciclaje en casa
Si la familia tiene ya recipientes para los diversos tipos de residuos el tema del reciclaje resultará familiar al niño y de hecho será algo que realice de forma automática, esto es lo mejor ya que se crean unas pautas de conducta que se mantendrán para siempre. Si en cambio en la familia no se recicla, se llevará a cabo unos meses, pero cuando al niño se le olvide se recuperarán las antiguas costumbres, sin que este aprendizaje se consolide en el escolar. Por eso es importante que los padres se impliquen y si no reciclaban, deben iniciar y mantener un hábito vital para la sostenibilidad del medio ambiente.
Aunque en casa se recicle seguramente las exigencias del niño irán más allá. No bastará solo con el papel, el cristal y el plástico, habrá que reciclar pilas, aceite, electrodomésticos y cualquier producto susceptible de ello. Lejos de agobiarse, los padres deberán escuchar a sus hijos y desarrollar sus medidas. También deben evitar que se convierta en una obsesión y en su afán por reciclar acaben con la biblioteca familiar.
Lo mejor es que antes de que en la escuela empiecen a inculcar este tipo de prácticas, ya haya unas reglas básicas en casa. Para ayudarles a identificar donde deben depositar cada desperdicio podemos colocar carteles con dibujos aclaratorios, pero además es bueno ir contándoles, en función de su nivel de comprensión, la necesidad de reciclar.
Enseñar el consumo responsable mejor que clasificar los residuos
No se trata solo de saber dónde hay que tirar cada cosa. También debemos introducirles desde pequeños en hábitos de consumo responsable. Esto se puede hacer comprando envases reciclables o reutilizando las bolsas de la compra. Del mismo modo se les enseñará a utilizar las dos caras del papel o a comprar bombillas de bajo consumo.
Puede que muchos piensen que todas estas acciones requieren de importantes cambios en las rutinas diarias, pero no hay que olvidar que estos gestos suponen nuestro granito de arena para hacer del planeta un lugar más habitable. No solo para nosotros, si no precisamente para nuestros hijos y nietos, que serán los que tengan que lidiar con un futuro de escasez y falta de recursos.