La proyección internacional de Barcelona a raíz de las Olimpiadas del 92, hizo que las instalaciones tradicionales de la Feria de Barcelona en Montjuïc quedaran totalmente obsoletas para albergar la cantidad de exposiciones y muestras de carácter internacional que se celebraban. En este contexto, se vio la necesidad de una ampliación del recinto ferial, aprovechándose los terrenos que el municipio de L'Hospitalet tenía sin urbanizar en el lado mar de la Gran Via ( ver La Granvia de L'Hospitalet, breve historia de una vía de y para Barcelona).
Así las cosas, entre 1993 y 2007, Fira de Barcelona, de la mano del arquitecto japonés Toyo Ito, fue construyendo y ampliando el nuevo recinto ferial con 6 nuevos pabellones que añadieron otros 200.000 m2 de superficie expositiva; construyendo en paralelo las singulares Torres Porta Fira, que fueron premiadas en 2010 como el mejor rascacielos del mundo de aquel año ( ver El pionero pero olvidado Rascacielos de L'Hospitalet). Posteriormente se añadieron 2 pabellones más hasta alcanzar los 240.000 m2 de superficie.
Fira de Barcelona, de esta forma, se ha convertido en uno de los recintos feriales más grandes de Europa, con 400.000 m2 de exposición. Una inmensa superfície ferial que, sumados los recintos de Montjuïc, en Barcelona, y los de Granvia Sud, en L'Hospitalet ( ver Granvia Sud, historia del barrio sacrificado a los intereses de Barcelona), junto a la ampliación de 60.000 m2 más que se está construyendo en la actualidad, le ha permitido convertirse en un gran centro neurálgico de nivel internacional de la innovación y el desarrollo económico.
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