Revista Cultura y Ocio

El recinto romano amurallado de Talavera de la Reina (I)

Por Pablet
Fotografía de Toni JerónimoUna vez trazado el perímetro, los teóricos romanos aconsejaban la construcción de una mu-ralla, aunque éstas no se construyeron realmente en la mayoría de las ciudades hasta fechas bien avanzadas, y no por motivos urbanísticos, sino como defensa ante situaciones de inseguridad generalizadas.
 La mayor autoridad en urbanismo romano, el arquitecto del siglo I a. C. Vitruvio señalaba con respecto a las murallas:
1.-Por estos métodos debe estar asegurada la salud en el trazado de los muros; y los distritos deben ser elegidos con abundancia de frutas para alimentar a los ciudadanos; y los caminos y ríos favorables, o los puertos para abastecerse por mar, deben tener transporte dis- puesto a las murallas. Entonces deben ser hechos los cimientos de muro y torres. Si los cimientos del suelo se pueden encontrar, deben cavarse sobre terreno firme y seguro todo lo ancho que sea proporcionado a la amplitud de la obra, de un ancho mayor al de los muros que irán sobre la tierra. Estos cimientos deben ser rellenados con una estructura lo más sólida posible.
2.-Las torres deben disponerse en el lado externo, para que cuando el enemigo quiera acercarse al muro en un ataque, sea herido en sus flancos descubiertos por flechas a derecha e izquierda desde las torres. Y debe tenerse especial cuidado en que la aproximación a la muralla no sea fácil para un enemigo que asedie el muro. La aproximación debe obligar a serpentear a los lugares altos y de tal manera que los caminos hacia las puertas no sean derechos, sino hacia la izquierda.Pues cuando esto se hace así, al acercarse las tropas su lado derecho estará contra el muro y no estará protegido por el escudo. Las fortificaciones no deben ser cuadradas, ni con ángulos salientes, sino circulares, para que el enemigo pueda ser visto desde todos los lados, pues cuando los ángulos sobresalen, la defensa es difícil, ya que el ángulo defiende al enemigo más que a los de la ciudad.
3.-Creo que la anchura del muro debe ser tal que dos hombres armados puedan cruzarse sin dificultad. En el ancho se deben colocar a menudo encofrados de madera de olivo, para que ambos lados del muro unidos por estas maderas como por pinzas, den a la muralla una dureza eterna, porque esta madera no puede ser dañada por el clima o el tiempo, incluso cuando está metida en la tierra o enterrada en al agua permanece inalterable y siempre útil. Y así, no sólo las murallas de la ciudad, sino también los cimientos y aquellas paredes divisorias hechas con el espesor de las fortificaciones, unidas de esta manera no se deteriorarán con rapidez. 
4.-Las distancias entre las torres no deben ser mayores que un tiro de flecha, de tal manera que si una torre cual-quiera es conquistada, con "escorpiones" o cualquier otra máquina de guerra, se pueda de-rribar al enemigo desde la torre de la derecha o de la izquierda. El muro debe ser también dividido en intervalos tan anchos como una torre, en la parte interior en conjunción con los entarimados de las torres, los muros deben llevar entarimados. Estos, sin embargo, no deben estar unidos con clavos de hierro, porque si el enemigo conquista cualquier parte del muro,los defensores puedan echarlos abajo, y si lo hacen con rapidez, no deban temer que el ene-migo penetre en el resto de las torres y del muro.
5.-Las torres deben ser hechas redondas o poligonales, porque las máquinas demuelen más rápidamente las torres cuadradas pues los arietes golpean y derriban los ángulos. Pero en el caso de superficies circulares, incluso aunque dirijan los arietes de los lados al centro, no podrán dañarlas. Más aún, las fortificaciones de las murallas y las torres, especialmente cuando van unidas a un terraplén, son más seguras, porque ningún ariete ni excavación ni otro artilugio puede dañarlas.
6.-Pero no en todas partes se debe usar el método del terraplén, solamente allí donde puedan acercarse las tropas que asedian la muralla a través de un sendero nivelado desde tierra alta al interior del muro (rampa) En cualquier caso, en lugares de este tipo, se deben hacer fosos de la mayor amplitud, hondura y anchura posible. Los cimientos del muro se deben hacer entonces en el centro del foso y debe ser construido de tal grosor que el peso de la tierra lo sujete fácilmente.
7,-También en la parte interior de los cimientos se debe hacer otra fundación, tan alejada del basamento exterior como para que las cohortes puedan estar encima del ancho de la rampa para su defensa cuando entren en batalla. Cuando los basamentos son fijados a tal distancia unos de otros, entonces entre éstos se deben emplazar otras paredes transversales unidas a los basamentos exteriores e interiores, trabados a peine, como los dientes de una sierra. Cuando esto se haya hecho, la extensión de los montones de tierra se debe disminuir distribuyéndolos en pequeñas porciones para que no presionen con todo su peso empujando alos cimientos del muro. 
8.-Respecto del muro propiamente dicho y de los materiales con que está construido o acabado, no se debe dar ninguna regla concreta, porque no podemos tener en todas partes las materias primas deseadas, pero donde haya sillares de piedra o cemento o lava o ladrillo cocido, debemos usarlos, pues a menos que como en Babilonia donde tienen abundante pez líquida en lugar de limo y arena y pueden construir los muros de ladrillo cocido, otras regiones y lugares tienen sus ventajas especiales, de tal manera que con la debida preparación un muro puede ser construido de forma perfecta y pura para siempre.
(De Archi-tectura,1,5).
Las murallas de Talavera son el conjunto de restos más representativos de la ciudad y uno de los conjuntos arquitectónicos antiguos más importantes de la provincia. Las citas de los autores modernos al urbanismo de Talavera se centran fundamentalmente en ellas y en su cronología. an debatido como el nombre de Talavera, fue la antigüedad de sus murallas.
Entre la historiografía erudita y anticuarista prevaleció ora un origen romano, ora musulmán o godo. El académico Tubino supuso un antigüedad a lo sumo musulmana para justificar el atroz derribo de la Puerta de Mérida, mientras que Fita apoyaba su origen romano…el recinto murado interior, que es el importante, aunque de origen romano, no es romano en la máxima parte de lo que hoy se conserva. Reformado probablemente por los godos, desmantelado varias veces destruído y reconstruído en el siglo X, volvió a sufrir varios quebrantos y repetidas repara-ciones en el XI y en el XII, bajo moros y cristianos (López de Ayala 1959:341).
Los autores musulmanes señalan que la ciudad de Talavera es poco accesible por …la presa que había en el Tajo, cuya agua se remansaba hasta las murallas (Al-Farady, en Huici,1952). Al-Razí comenta:
El muro de Talavera es muy fuerte e muy alto e de muy altas to-rres. E cuando andaba la hera de los moros en doscientos y veinte y cinco años, mandó el Miramamolín hijo de Mahomad, que fiziesen un departimiento entre los de la villa e los de fuera, que fiziesen un alcázar en que morasen los almojarifes. (Catalán y de Andrés, 1974:66-7).
Este texto de Al-Razí ha servido tanto para apoyar las tesis sobre la construcción entonces de todo el Primer Recinto amurallado, como sólo de la reparación de los muros y de la construcción del Alcázar. De las palabras del cronista musulmán se deducen ambas cosas, que se edificaron las murallas y que se construyó una ciudadela.
El recinto romano amurallado de Talavera de la Reina  (I)
Figura 16.
Vista de los restos de torres albarranas en Entrerrores donde desembocaba el arroyo de la Portiña en el Tajo (Arriba).Cuatro vistas de las murallas de Talavera en la Ronda del Cañillo, junto al Tajo(1890-1900. Col. Tiburcio Serrano. Luego serían sepultadas bajo toneladas de escombros para habilitar una calle
Lo cual no significa que las murallas se edificaran por vez primera, como en tantas otras ciudades españolas: Mérida, Córdoba, etc., los musulmanes aprovecharían las construcciones anteriores, que eran en su mayoría tardorromanas. Las murallas de Talavera han sido estudiadas de forma exhaustiva (Martínez Lillo, 1989-90y 1998).
El examen tipológico y las técnicas de construcción presentan estrechas relaciones con otros recintos como los de Coria, Cáceres y Toledo. La forma de trabajar de los albañiles musulmanes comenzaba almacenando en torno a la muralla los sillares y todo tipo de piedras y materiales extraídos de los edificios romanos. Aquellos sillares más grandes se colocarían enla base de la muralla.
Las cuadrillas de albañiles trabajarían al tiempo desde varios lados, allí donde se juntaban debían hacer encajar las piedras para lo que empleaban el sistema de "engatillado" que es visible en algunos tramos en toda la altura de los muros y en la unión entre dos hiladas a distinta altura (Martínez Lillo, 1989-90). Las 8 ó 10 primeras hiladas están formadas por sillares mayores y más desgastados, dis- puestos a soga y tizón, de 1 x 1,5 m ó 0,5 x 0,6 m. la soga y 0,4 x 0,5 m. el tizón (MartínezLillo, 1998).
La mayor regularidad y tamaño de los sillares de base de la muralla, hicieron pensar que podrían ser todavía los primigenios romanos, pero en las excavaciones de finales de los 80 (inéditas) que se llevaron a cabo en la calle Carnicerías, junto a la antigua puerta dela Alcazaba, aparecían unos frisos romanos reutilizados a modo de cimientos de los muros. En aquella parte al menos, esos elementos arquitectónicos romanos anulan cualquier hipótesis que pretenda llevar la cronología de la muralla a ese período. Más aún, cortaba por la mitad una necrópolis pretendidamente tardía, del siglo IV. Todavía las próximas 6 u 8 hiladas tienen grandes sillares erosionados, aquí se localizan la mayor parte de las aras latinas, cupas, basas, fustes de columnas, etc.
En algunas torres y par-tes de los lienzos se pueden ver ladrillos de nivelación. Estos ladrillos miden 44,4 x 28-29 x 4-5,5 cm. El aparejo de relleno es a base de cemento y grandes guijarros; en varios lugares se aprecia en el cemento la huella de sillares ya caídos, así como los huecos de las maderas del encofrado.
En algunos tramos se ven agujeros casi cuadrados a la altura de la sexta hilada, de 15 x 20 cm. A pesar de los tramos de muralla ocultos por otros edificios, o bien caídos, este esquema se puede observar en partes diferentes del recinto, por lo que parece que fuera el empleado en origen. Las partes más altas de la muralla ya no tienen sillares. Después de algunas hiladas de sillarejos, los grandes guijarros se ven en el exterior de los muros junto a piedras de granito sin tallar, tan sólo canteadas, paredes de ladrillo, etc. (Martínez Lillo, 1998).
Las lápidas epigráficas se distribuyen por todo el recinto ocupando antes las hiladas centrales que las inferiores, debido a su tamaño. Existen varias en las torres albarranas de construcción más tardía. Esto dificultaría una propuesta para averiguar la edad de las murallas sobre la base de la fecha de los epígrafes más tardíos (Richmond, 1931), ya que puede observarse como la reutilizaciones se producen hasta el siglo XII, incluso con materiales ya reutilizados anteriormente.
Las ciudades romanas constituyeron verdaderas canteras para los albañiles árabes, que po-cas veces extrajeron las piedras para los muros de sus ciudades de verdaderas canteras. S.Martínez Lillo (1989-90) apoya la tesis de una muralla anterior al año 939, romana, que los musulmanes reconstruyen puesto que se debía encontrar en avanzado estado de deterioro. De esta muralla musulmana son los restos que hoy perduran en las partes más bajas, algo que se ha podido ver claramente gracias a la feliz iniciativa del Ayuntamiento de la ciudad, que ha conseguido quitar varias casas adosadas a los muros.
También las torres, ante todo las semi-circulares y, especialmente el sector de la Alcazaba Puente Viejo.La Alcazaba, dice Razí que se construyó ex novo, y así lo sugieren las actuaciones arqueológicas habidas allí hasta la fecha. La disposición en ángulo recto del tramo de murallas del Huerto de San Agustín hasta la Ronda del Cañillo, con respecto al Puente Viejo, es algo también típicamente musulmán (Martínez Lillo, 1998). Esto no significa que no existiera anteriormente el puente, aunque tampoco se puede negar taxativamente su construcción en época de los musulmanes.Desde el siglo III en adelante parece como si la capacidad de trabajar nuevas piedras se hubiese agotado. Sin embargo, las cualidades técnicas no se han perdido. Se ha intentado ex- plicar este deterioro del urbanismo en las ciudades romanas en época tardía, por la desviación de los capitales de la nobleza al campo, a las villas.
 Pero suele olvidarse que las construcciones públicas romanas, aquellas más monumentales que les dieron fama, se realizaron por el ejército; un ejército que ya no existía en los últimos tiempos del mundo romano. Estos legionarios trabajaban a las órdenes de verdaderos arquitectos, los soldados eran los albañiles, un cuerpo de constructores al servicio del estado. La falta de una mano de obra controlada por el estado, vigorosa y obediente, se dejará notar naturalmente con visigodos y musulmanes.
Existen numerosas leyes del Bajo imperio que ilustran el panorama urbanístico de las ciudades por entonces: Puesto que habéis indicado que se deben dar las subvenciones a puentes y caminos sobre los cuales se efectúan trayectos usualmente, así como para los acueductos y aumento de las murallas, decidimos que la totalidad de los materiales que decimos, deben provenir de la demolición de los templos afectados para las necesidades susodichas; parque todas estas obras tengan cumplido efecto. 1/11/397. Codex Theodosiano, XV. I,36. (Jan-vier, 1969).
El cristianismo había hecho perder la antigua reverencia por los templos a los dioses roma-nos o al estado, ejemplificado en el emperador. La construcción y reparación de las murallases cometido de todos: Todo el mundo debe estar obligado sin que exista privilegio alguno a construir las mura-llas y a preparar y transportar los materiales.
Y así, para que sólo por este anuncio estén obligados a estos trabajos, proporcionalmente la fortuna y superficie fiscal de cada uno, para que el peso se reparta exactamente por igual entre los más acomodados como entre los más humildes, de forma que no signifique sólo un alivio de la carga, sino un resultado útil de to-dos para el bien común. (Ibidem, C. Th. XV. I,49).La destrucción de edificios para reforzamiento de murallas, se produce ya desde el Bajo Imperio. Cuando el cristianismo se hace religión oficial, las piedras de los viejos templos paganos se utilizan tanto para la construcción de nuevos templos: iglesias, como para otros fines de utilidad pública.
 La numerosas leyes de los emperadores de los siglos IV y V d.C son muy explícitas a este respecto, prohibiendo el desmantelamiento de los antiguos edificios y ciudades. Existe sobre todo una gran preocupación porque las nuevas necesidades no den al traste con todo el urbanismo anterior, convirtiendo las reformas en rapiña. Los edificios que usualmente se designan como cobertizos y todas las demás obras si están contiguas o adosadas a las construcciones públicas o privadas, si han resultado peligrosas para los vecinos por el riesgo de incendio o emboscadas, que suponen, o por reducir la superficie de las avenidas, o disminuir la anchura de los pórticos, prescribimos su destrucción y demolición. 11/10/398. (Ibidem).
 Prohibimos desde ahora en adelante el atrevimiento de los gobernadores, que al precio dela destrucción de las aldeas alejadas, se den a la búsqueda de materiales, de las estatuas, los mármoles y las columnas para trasladarlos y adornar las metrópolis o ciudades más brillantes.
Cosa que tras esta ley no se podrá consentir impunemente, habiendo ordenado no hacer nuevas construcciones antes de reformar las antiguas, y si algunos así no lo hicieren, se recomienda a los demás ciudadanos que los moderen . Ibidem, I,46). Prescribimos destruir o despejar los edificios privados adheridos o superpuestos a los edificios públicos.
Para el futuro establecemos formalmente esta regla: que si alguno se propone edificar cerca de los edificios públicos, debe dejar un espacio de 15 pies (4,4 m) entre el edificio privado y el público, de suerte que gracias a ese intervalo los edificios públicos no sea sustraídos o dañados, y que las construcciones privadas no tengan que temer y devenir perjuicio de la destrucción eventual del lugar construido, como en el caso de que lo hubiera hecho irregularmente . 27/10/406.(Ibidem, XV. I,46). En nuestro gobierno del estado, queremos enmendar un hecho que venimos detectandodesde hace tiempo: alterar el aspecto de una villa venerable.
Por que es en efecto manifiesto,que los edificios públicos en los cuales se ve el adorno de la ciudad de Roma, estén destruidos un poco por todas partes, bajo la criticable actuación de los especuladores de la ciudad. Con el falso pretexto de una necesidad de piedras talladas para una obra pública, hacen pedazos la admirable estructura de los edificios antiguos, y para restaurar este o aquel pequeño edificio, se destruyen los grandes.
Por esto, es ya la ocasión para el primero que venga a construir un edificio privado, y por la gracia de los magistrados de la ciudad, no permitir más la rapiña de los materiales necesarios de los locales públicos y transportarlos a otra parte, pues estos pertenecen al esplendor de las ciudades y debemos preservarlos por sentimiento cívico aún en el caso de reparación. Por esta ley general establecemos, que no se deben destruir o dañar al conjunto de los edificios.
Dicho de otra forma: lo que los antepasados fundaron bajo forma de templos y otros monumentos que han sido levantados para el uso o el agrado del público, hasta tal punto que un magistrado que decidiera hacerlo puede ser penado con una multa de 50 libras de oro, y los empleados y contables que obedezcan sus órdenes …11/7/458. Ibidem, Nov -Maj. IV).
 La transformación de antiguos templos paganos en lugares de culto cristiano, fue una costumbre de la que se hicieron eco las legislaciones tardías, tanto en el aspecto de permitir la utilización de piedras de los antiguos lugares, como en el de prohibir el desmantelamiento de los viejos edificios. Entre las advocaciones de las nuevas iglesias cristianas, especialmente aquellas que después llegaron a catedrales por su ubicación central en el Foro, destaca la de Santa María (García Moreno, 1977-8:50-1).
En los edificios religiosos se puede observar una cristianización de la topografía convirtiendo los templos en iglesias visigodas, luego mezquitas musulmanas y después templos cristianos, a menudo con la advocación a Santa María (GarcíaMoreno, 1977-78). Esta cristianización del espacio público o religioso romano, trae consigo bastantes cambios en el aspecto de las ciudades.
Uno de los más llamativos es el nacimiento de necrópolis en el interior del anterior espacio urbano, alrededor de las nuevas basílicas y monasterios. Esa es la razón de las numerosas necrópolis tardías existentes sobre antiguos foros, como ocurre en Tarragona.
En el centro el Foro, transformado en Plaza Mayor, y los edificios públicos y religiosos al lado. El Decumano se convertiría en calles o puertas del Sol, mientras que el Cardo a menudo señalará la dirección del puente.Las invasiones de los pueblos "bárbaros" desde mediados del siglo III d.C constituyen unelemento de inseguridad que incide directamente sobre la erección de murallas. El uso del caballo de estos pequeños ejércitos añade una mayor movilidad a las tropas, haciendo más útiles los recintos amurallados para defenderse de ataques por sorpresa. 
Los ejemplos son muy numerosos, se trata en definitiva de murallas tardías, casi siempre con elementos de construcción de diversas épocas mezclados, bizantinos, y sobre todo musulmanes. Si se ha dicho que laconquista musulmana de la Península sigue los caminos empedrados romanos, se puede afir-mar igualmente que se apoya en las ciudades fortificadas romanas.
Una de esas ciudades es Talavera de la Reina, como Córdoba, Mérida o Toledo.El amurallamiento es un fenómeno generalizado en Lusitania desde el siglo III, debido a los asaltos de los germanos. La mayoría de estas murallas estaban en uso en época de la conquista árabe. Mérida tenía 49 Has. en el siglo IV, Coria 6.6 y Conimbriga 9.
Fuente: http://www.academia.edu/3281200/Talavera_de_la_Reina_en_la_Antig%C3%BCedad

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