Revista Ciclismo

El recorrido de la Marcha cicloturista La Reina Road (III)

Por Rafael @merkabici

Vamos, vamos, no te duermas, que continuamos contándote cómo es la marcha cicloturista la Reina Road, con todos sus secretos, sus curvas cerradas, sus rampas imposibles. Para que estés más preparado que los compañeros de grupetta y puedas sorprenderlos con tu pedaleo poderoso en algunos repechos de esos que apenas se ven en el perfil. O, siendo ligeramente más realista, para que puedas alcanzar de forma más o menos digna la línea de llegada…eso depende de tu grado de entrenamiento. Por nosotros, por Merkabici, que no quede…

Si recuerdas bien el otro día habíamos avanzado nuestra descripción hasta el final de la bajada del precioso Puerto del Pando, incluyendo allí el tramo de falso llano descendente por el valle, porque todos los cicloturistas sabemos que eso también cuenta como bajada. Pues hoy retomamos la marcha en ese punto, y lo hacemos de forma abrupta.

Y es que ahora vamos a entrar en un pequeño tramo de repechos que hasta en número de cinco nos van a romper el ritmo y a impedirnos rodar de forma regular durante unos kilómetros. Son apenas subiditas de un kilómetro, pero con la dureza suficiente como para hacerte cambiar de desarrollo, y sobre todo con la capacidad de hacer que tus piernas lloren de dolor después de haberse quedado duras en la bajada anterior. Buen momento para ir tomando un respiro y llegar hasta Cistierna, donde nos encontraremos el primer avituallamiento sólido del día, al paso casi por el ecuador de la prueba. Llevamos menos de 70 kilómetros y un buen tute en las piernas. Por eso debes de aguantarte esas ganas terribles que tienes de conocer el muro de La Camperona, conocido de la Vuelta a España y que guarda en su interior el kilómetro más empinado subido jamás en profesionales. Pero mejor para otro día, ¿vale?

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Nosotros vamos a seguir por una carretera que ahora se muestra decididamente en ascenso, por uno de esos valles que tan simpáticos nos parecían al bajarlos. Un terreno francamente duro si sopla el viento de cara, pero donde las vistas preciosas a nuestro frente y el buen piso nos harán que parezca más llevadero. Refugiarnos en algún grupo lo suficientemente grande será la mejor de las ideas en este momento de la marcha. Eso sí, no seas rácano y pasa de vez en cuando a los relevos, que a todos nos gusta ir a rueda…Y además con todo lo que has comido en este invierno tu rueda es aun más jugosa, porque tapas un montón de viento, ya sabes…

Y es lo mejor que puedes hacer, porque después vamos a entrar en un terreno rompepiernas durísimo, con continuos repechos cortos pero de gran pendiente, que además empiezan con el más complicado de todos ellos, el que sube al muro de la presa de Riaño, poco más de un kilómetro pero con una media superior al nueve por ciento y puntas de dos dígitos. Vamos, uno de esos sitios en los que quedarse clavado y ver que las piernas carburan muy poco a poco.

Pantano de Riano

Recorremos entonces un sitio de gran belleza paisajística pero infausto recuerdo para algunos de los habitantes de la zona: el pantano de Riaño, es que se llevó por delante algunos pueblos, como el natal del escritor Julio Llamazares, que marcó para siempre el paisaje y hasta la meteorología del valle para siempre. Un sitio muy especial que podremos disfrutar tranquilamente y que incluso pasaremos por encima en un vistoso puente.

Mañana continuamos avanzando en esta durísima marcha que entra ya en su terreno más complicado…no te lo pierdas.


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