Título original:Omoide no Mânî
Año:
2014
Fecha de estreno:
18 de Marzo de 2016
Duración:
103 min
País:
Japón
Director:
Hiromasa Yonebayashi
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Vértigo Films

Puede ser drástico calificar de fracaso a la última película de Ghibli, así que lo podemos dejar en estrepitosa decepción. La película no pierde la lírica distintiva del estudio, pero en esta ocasión sorprendentemente se siente vacua y redundante. Es más un intento de buscar el tono adecuado para que parezca una película de Ghibli que un ejercicio de innovación y autoría personal, lo cual resquebraja el esfuerzo. La niña protagonista, la música que envuelve a la imagen y la presencia protagónica de la naturaleza son tres requisitos esenciales para una película de Ghibli, pero obviamente solo cumpliendo con eso no se llega a la altura marcada por los patriarcas del estudio. Por lo tanto El recuerdo de Marnie se queda en tierra de nadie, sin emocionar a pesar de sus continuos intentos de meternos en la piel de la desorientada protagonista, cuyo desasosiego sentimental se transmite al espectador de una manera cansina y repetitiva.Es original el contacto directo e intergeneracional con el pasado familiar de la niña, eso no se puede negar, pero el camino tomado para mostrarlo desemboca en la pérdida de interés progresiva en las dos figuras protagonistas y en la misteriosa relación que las une. Algo aún más obstaculizado por el subrayado de lo obvio en el que se convierte la película durante su tramo final, en el que se evidencia sin miramientos lo mismo una y otra vez. La curiosidad que se puede despertar por desentramar el caos emocional de la protagonista se va disipando al mismo tiempo que su personaje va resultando menos creíble, con una relación maternal lejos de lo real y un pasado dramáticamente excesivo. Todo esto nos lleva a estar ante un melodrama, y no de los que avanzan ágilmente.
Lo más reprochable de la película es que no atrapa, la animación no cumple con su función de evocarnos un mundo que trasciende a lo que tenemos ante nosotros habitualmente, sino que se queda en el estrato de lo superficial. Lo cual significa que la innovación es nula. El recuerdo de Marnie emocionará a los que tengan el gatillo emocional sensible, pero para eso mejor remontarse a los tiempos en los que Ghibli nos embarcaba en viajes sentimentales inexplorados y tremendamente entretenidos.4/10
