Lograba reconocer esa estilizada silueta, como a unos 15 metros.
Se había estado preparando y auto influenciado se atrevió a realizar unas ridículas simulaciones del encuentro que estaba a punto de suceder, ponía en practica su compostura y nervios, su experimento hubiese sido mejor quizás si alguna de sus amigas tomaba el otro lugar, solo para el ensayo, pero ya se sentía muy tonto como para involucrar a alguien más en sus locuras.
Dentro de ese entorno controlado, creía que era por completo capaz de mantener la cordura, incluso intentaba leves poses de desdén e indiferencia, pero al verla ya tan cerca, con cada paso que la aproximaba, más se daba cuenta que había sobre estimado sus capacidades en sus practicas.
Con una sonrisa tímida la espero, de pie y con un arete en el puño, empapado de sudor que no pudo evitar producir.
Ella estaba mucho más hermosa y mucho más tardona, el igual de inquieto y nervioso, pero conservando su habitual puntualidad. Y dijo hola, ella no respondió, se lanzo hacia el tan inesperadamente que apenas tuvo tiempo de reaccionar para mantener el equilibrio y atraparla en un cálido abrazo.
Con un excitante cosquilleo en el oído escucho un "te extrañe y aun te amo bonito" (era la forma en que ella le decía cuando eran pareja)
El cuerpo se le paralizo, esa sencilla frase había arruinado todos sus planes, nunca o pensó, no lo vio venir, no ensayo para algo así.
El mantiene en su inquietud la claridad necesaria para contener todo el afecto que imploraba salir y ser demostrado con un "también te amo" y quizás con un beso que el ya sentía impostergable hace 3 meses.
Como puedes separarte de la clase de mujer que uno espera toda la vida, como corres el riesgo de dejarla irse.
Quererla más de lo que quieres aceptar y mostrar ni la mitad de lo que aceptarías, todo para no revelar que ella es tu punto débil, mantener el estúpido orgullo y no verte indefenso ante ella, encerrar el "no me abandones" y soltar el "adiós".
El obviamente quiso evitar todo ese drama interno, la operación debió ser simple, un cordial saludo, quizás un pequeño intento de conversación con uno que otro intercambio de palabras y al punto, él le daba el pendiente que ella había olvidado en su cuarto una de esas tantas de noches traviesas y ella le regresaba el suéter que prometió abrasar cada anochecer y olerlo cada vez que no podía con las ganas de estar a su lado, y realizado el trueque un educado adiós sellaría el fin de esa historia.
Pero no, ella tenía que complicar todo, envolvió al pobre muchacho en un indeseable dilema, que absorbió toda su atención, por dentro no la creía merecedora de una oportunidad más, tampoco quería sentir inútil todo el esfuerzo que había realizado para superar semanas de indiferencia que ella le había echo padecer.
Sin embargo así fue, cada canción de despecho, cada noche de farra y cada muchacha con la que se involucro siempre fueron inservibles, los 2 últimos meses se había estafado, no pudo siquiera arrinconar los sentimientos que ella había anidado en su corazón.
Ahora el tiene la ultima palabra y no quiere darle gusto, pero menos quiere defraudarle a su corazón, los segundos corren y el momento idóneo para hacer de este un hermoso y romántico rencuentro esta a punto de terminar.
A él lo delata su mirada, que enfocada en sus labios implora por uno de sus besos, pero no lo va a hacer, el orgullo le pudo más y lo convenció de rendirse.
El beso que ella guardaba para el desde ese adiós lo tomo por sorpresa, no puso resistencia pero respondió rodeando su cintura con los brazos y añadiéndole intensidad al beso. Un candente mordiscó en el labio inferior terminaron por persuadir a su orgullo.
Esa noche fue un desborde de placer, se fundieron en un éxtasis demencial de pasión.
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