Estaba en la cocina de casa, mientras preparaba un aperitivo cuando Froilán, ese buen fichaje de Diario Palentino, llegó como había prometido. Y, no solo, sino bien acompañado. Desde el primer momento, tras los saludos de rigor, Marcelino García Velasco y Julián González Prieto se hicieron dueños de la palabra y nosotros escuchábamos -con respeto y curiosidad- el diálogo que se estableció entre ambos y que terminó cuando abandonaron la casa porque debían encontrarse con alguien de Palencia.
Fue una mañana mágica de esas que se adueñan de una parte de nuestra vida y se instalan en algún lugar privilegiado de la mente pues, a medida que va transcurriendo el tiempo, no se borran, así lo experimento, sino que se magnifican al punto de que, recordarlas, como mínimo, arranca una sonrisa; o aviva el recuerdo de una amistad profunda que volvió a aquellas dos personas envueltas en dulces recuerdos de un ayer que, a los pocos meses, después que Marcelino recibiera la cuarta dosis de la vacuna que se lo llevó, ya no hubiera sido posible.
Pero también quería agradecer a Julián, no solamente su amistad, heredada, y entrañable, sino el placer que me ha proporcionado la lectura de su libro: El Tren Burra y Buenseñor. Por su amena descripción de la época en la que, niño, la aparición del tren en el que su padre era maquinista le llenaba de alegría y hace un relato de sus experiencias y las personas que tuvo la suerte de poner en su camino. Y, algo que agrada es la inclusión de palabras del estupendo Vocabulario Palentino de R. Gordaliza, mientras narra sus aventuras. Y con ese necesario seguimiento uno va recordando, aprendiendo, algo que por estar en desuso, en redes sociales nadie usa.
Pues escucha, Julián, una tarde de las que vuelvas a Palencia con Mila, tu mujer, podemos ir dambos y dos con ella a pasear por la Isla y mezclamos las palabras que aún recuerdo de las que me decía mi abuela extremeña ven dientro dagala, paece que barrunto la tormenta o que yo añadiría del gallego -eu son galle por parte do fillo- y, ainda e cedo (sí, Julián, aún es pronto y puede que podamos mezclar las palabras como en un juego).