El reencuentro (ii)

Continuación…

Seguramente si preguntaras si creen en volver a encontrar el amor a cualquiera de esas personas singles, casi todos contestarían que sí, que esperan encontrarlo cuanto antes. Y tal vez porque para mí el amor es algo muy importante -si no, necesario- en mi vida actual, tengo mis dudas de que hablemos de un mismo tipo de amor. Para mí el amor no es la simple conjunción de una química entre dos seres humanos de distinto sexo y, a la vez, una garantía para evitar la soledad o un único camino para la felicidad. Conozco -y seguramente cada uno de ellos, también- muchas parejas en las que cada uno de ellos se siente sólo y/o no es feliz, aún estando en compañía. Y para mí no hay peor soledad y podría afirmar que todos la hemos vivido en algún momento de nuestra vida. Quizás por eso, intento aprender de lo vivido y no volver a repetir esa situación que resulta tan dolorosa. Muchas de las nuevas parejas que reencontré en la mencionada cena, tras esa sonrisa de satisfacción por el deseo cumplido de tener de nuevo una relación, mostraban signos evidentes de resignación o de simple adaptación.

Si profundizas algo más en las conversaciones con algunos, te das cuenta de que algunos -aún singles- ya han desistido a encontrarse con el amor, por lo que han decidido simplemente vivir al día y buscar la menor ocasión para compartir durante un tiempo su vida con alguien que le distraiga de sus penurias ante la vida y la soledad. Como suelo afirmar, “dos personas solas no hacen compañia, sino soledad al cuadrado”, lo que, en el fondo, también resulta doloroso. Me atrevería a afirmar que muchas de esas personas de la cena se resignan ante la imposibilidad de encontrar el amor porque aún consideran que es el amor lo que perdieron junto a su matrimonio maltrecho anterior y, lo que es peor, sin haber aprendido de la situación y del sufrimiento vivido, para cambiar su manera de proceder en la vida. Así, muchos de ellos enlazan una relación tras otra, en ese interminable ciclo repetitivo en que no se avanza, pues sigue una y otra vez un mismo patrón. Amor y desamor, consecutivos y durante el resto de su vida…

Seguirá…