No hay nada más hermoso que ver a nuestros hijos felices cuando reciben ese regalo que tanto han anhelado. Ah mi hijo Yeshua de 5 años le hemos regalado todo tipo de carritos y muñecos de Mario Bros y le encanta porque es su personaje favorito, pues a su corta edad ha jugado toda la saga de Mario Bros en la versión de Súper Nintendo, pero siendo su juguete favorito termina jugando con limones y cajitas de pasta de dientes, es increíble pero cierto.
No hay mejor regalo ni nada que sobre pase el amor que le demos a nuestros hijos, el compartir, el disfrutar cada segundo con ellos, no se compara por nada con algo material, esa alegría que sienten cuando decides compartir y jugar con ellos solo en un pequeño instante, no puedes describirla, solo sentirla.
Para nuestros hijos el mejor regalo es el tiempo que compartimos con ellos. A veces el día a día de trabajar sin parar, llegamos cansados y apenas queda tiempo solo para preparar la cena, comer y acostarnos a dormir para seguir la rutina al día siguiente, pues creemos que solo así vamos a darle un mejor futuro para que no les falte nada, si en parte es cierto, pero no hay nada más reconfortante que disfrutar de tus hijos en esos días de arduo trabajo, el estrés y la angustia desaparecen al ver sus sonrisas, ese cálido abrazo que te dan fuerzas y ese “te amo mamá” o “te amo papá” te terminan de recargar todas las energías para continuar y no parar.
Vive cada instante la vida de tus hijos, si le regalas su juguete favorito o cualquier consola de vídeo juego, simplemente comparte y juega con ellos, si van al parque corre con ellos, si le compras una pelota ya saben, disfruta ese momento, y si no tienes dinero para comprarle lo que ellos quieren, recuerda que la felicidad no se compra con dinero y el amor no tiene precio.
No permitas que tu trabajo sea un obstáculo para disfrutar de tus hijos, elimina de tu vida ese “mejor mañana”, “estoy cansado(a)” porque de lo contrario solo vivirán estresados y con amargura. Disfruta a tus hijos.
Salmos 127:1-5
Los hijos son un regalo de Dios
Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores.
Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes.
De nada sirve que ustedes se levanten muy temprano, ni que se acuesten muy tarde, ni que trabajen muy duro para ganarse el pan; cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo.
Los hijos que tenemos son un regalo de Dios.
Los hijos que nos nacen son nuestra recompensa.
Los hijos que nos nacen cuando aún somos jóvenes, hacen que nos sintamos seguros, como guerreros bien armados.
Quien tiene muchos hijos, bien puede decir que Dios lo ha bendecido.
No tendrá de qué avergonzarse cuando se defienda en público delante de sus enemigos.