Aminata sonríe, no puede disimular su alegría. Ha sobrevivido a un riesgo vital que se llevan por delante miles de jóvenes mujeres cada año: el parto. Ha dado a luz y ya es todo un éxito. Sobre todo, en un lugar como Gambo, una región rural de Etiopía donde el hospital de Gambo es la única fuente de ayuda médica a kilómetros de distancia. Pero Aminata aún tiene más motivos para alegrarse: su bebé recién nacido también ha sobrevivido.
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Durante el parto, todos los que rodean a Aminata aguantan la respiración: su bebé ha nacido sin llorar. Por suerte, la matrona actúa rápido, sabiendo que los primeros minutos son clave. Con decisión, asume el liderazgo de la maniobra de reanimación e insufla con éxito la primera bocanada de aire en los pulmones inmóviles del recién nacido. El pequeño ha sobrevivido a la primera causa de mortalidad neonatal: la asfixia.
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Con los cuidados adecuados, el 90% de los recién nacidos consigue evitar la muerte y graves secuelas como la parálisis cerebral debido a la falta de oxígeno en los primeros segundos de vida. En la comunidad de Gambo, faltan recursos y medicamentos. Pero, a pesar de ello, se salvan vidas cada día, gracias a la profesionalidad del equipo, compuesto al 75% por mujeres.
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Ya están atendiendo más de 120 partos y más de 500 visitas al mes en seguimiento del embarazo. En la maternidad, cuentan con la ayuda de 9 matronas. Para llevar la unidad materno infantil en condiciones y salvar más vidas, necesitarían formar a 3 más. Se han propuesto un reto: que no muera ninguna madre al dar a luz ni ningún niño al nacer por una causa que podríamos haber evitado. ¿Les ayudas a hacerlo posible?
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