Revista Comunicación
Hace unas semanas, me enganché con la serie “Outlander” (http://www.imdb.com/title/tt3006802), una mezcla de novelón rosa, drama romántico, un toque de historia fantástica y reconstrucción histórica surgida de la saga homónima de la escritora Diana Gabaldón. La serie es la historia de Claire Randall, una enfermera de la Segunda Guerra Mundial, casada con Jack Randall, un arqueólogo y soldado británico. Tratando de avivar el romance que suspendió el enfrentamiento bélico, el matrimonio Randall va a un pueblito escocés, rastreando los ancestros de Jack. En esa estadía, Claire, accidentalmente, toca una estela de un arcaico círculo de piedras del lugar y, mágicamente, se traslada a la Escocia de 1743, donde pasará innumerables aventuras y romances.
Uno de los temas principales de la serie, es la revolución jacobita y la masacre de Culloden. En abril de 1746, los ingleses enfrentaron al levantamiento que pretendió restaurar a un Estuardo en el trono. Los clanes de los Highlanders apoyaron la causa del príncipe Carlos III, conocido como el “Bonito” (Bonnie Prince Charlie), hijo de Jacobo III. El levantamiento llegó a tomar Edimburgo pero encontró poco respaldo en Inglaterra y escaso del prometido apoyo de efectivos de Francia. Las huestes de Carlos III tuvieron que replegarse a Escocia.
El 16 de abril de 1746, en las marismas cercanas a Culloden, se enfrentaron las fuerzas al mando del Príncipe Carlos y las tropas inglesas al mando del Duque de Cumberland. De un lado, 5.400 hombres; 8 mil del lado inglés.
En sólo una hora, más de mil jacobitas yacían muertos por la metralla inglesa. Otros tantos fueron heridos y cerca de 600 hechos prisioneros. Fue el fin para la rebelión jacobita. Y también para la cultura Highlander. Los ingleses tomaron fuertes represalias: Cumberland ordenó la ejecución de los heridos y detenidos jacobitas, un gesto que le valió el bien merecido nombre de “El Carnicero”. Tras la batalla, se destruyó el sistema de clanes, incluyendo deportaciones. Escocia sería otra después de Culloden, una batalla que la heroína de la serie trata de evitar durante la segunda temporada de “Outlander”.
Hay una historia lateral que da título a este post: el Príncipe Carlos huye hacia el norte, con un precio por su captura de 30 mil libras. Navegan por el Mar de las Hébridas y recibe la ayuda del capitán John MacKinnon, adicto a la causa jacobita. En el puerto de Mallaig están a punto de ser capturados por los ingleses pero logran escapar y llegar a la isla de Skye, donde MacKinnon deja al heredero de los Estuardo al cuidado de Angus Macdonald de Borrodale.
MacKinnon perdió todo su patrimonio por proteger a Carlos. En agradecimiento, éste le cede la receta de su eau de vie, esto es, “agua de vida”, el modo con que se conocía en Francia a un licor amarillento. En gaélico, su nombre era uisce beata término del que deriva el hoy conocido vocablo inglés whisky.
La familia MacKinnon conservó la receta y con algunas variaciones, el producto se hizo popular en la zona, con el nombre gaélico de dram buidhe (la bebida amarilla) o Dram Buidheach (la bebida que satisface), conocida en castellano, aún hoy, con el nombre de Drambuie.
Carlos logró huir a Francia (disfrazado como doncella). No volvió a Escocia. Con 25 años, Carlos deambuló por las cortes europeas hasta morir en Roma, a los 67 años, con un final teñido por los escándalos sexuales y un alcoholismo que lo desprestigiaron entre la realeza.
FUENTES:
https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Culloden
https://es.wikipedia.org/wiki/Whisky
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Eduardo_Estuardo
http://www.imdb.com/title/tt300680