Revista Opinión

El régimen del saqueo tiene los días contados, pero lo que viene puede ser peor

Publicado el 02 julio 2016 por Franky
El régimen creado en 1975 para sustituir en España al agotado Franquismo, que nunca fue una democracia sino un sistema de dictadura de partidos camuflada que facilitaba el engaño, el sometimiento de los ciudadanos y el saqueo del país, está en las últimas, víctima de la codicia e ineptitud de sus políticos. Pero esa debilidad de la falsa democracia española, autora de injusticias, abusos, desmanes y todo tipo de corrupciones, no debe ser motivo de alegría porque lo que podría venir detrás es mucho peor, hasta el punto de que pronto podríamos echar de menos a esos partidos-mafias llamados PSOE y PP. --- El régimen del saqueo tiene los días contados, pero lo que viene puede ser peor Un perro logra escaparse de la Cuba de Castro y llega a Miami de polizón en un carguero. Varios perros americanos le reciben en el puerto y comienzan a hablar de Cuba. El recien llegado les dice: "Allí tenía todas las perras que quería. Eran encantadoras. También comida suficiente y un clima delicioso, con todas las playas para mi solíto". Los perros norteamericanos, sorprendidos porque esperaban críticas y quejas, le preguntan: "¿Entonces por que te has escapado y te vienes a Miami, donde no tenemos tantas ventajas?" El perro que huyó del "Castrismo" les respondio: "Es que tenía unas ganas terribles de ladrar".

El chiste sirve para explicar lo que puede padecer España, después del "Régimen del saqueo" que se derrumba, minado por la ineptitud, la codicia, la corrupción y el abuso de poder de sus políticos, si triunfan los extremismos que se han abierto paso.

En Austria, donde los extremistas de derecha están a punto de alcanzar el poder, van a repetirse las elecciones. En Gran Bretaña, los extremismos nacionalistas han decidido el triunfo del Brexit. En Francia, Alemania, España y en otros muchos países, los radicales avanzan y amenazan con introducir totalitarismo en el sistema de gobierno. En algunos paises del este de Europa, el nacionalismo resucita y ya gobierna algunos Estados. En Rusia, Putin y su país se deslizan hacia posiciones nacionalistas que resucitan la Gran Rusia, En la arruinada Grecia, los extremistas ya gobiernan.

Lo que se avecina, ese fantasma que amenaza no sólo a España sino a toda Europa y buena parte del mundo, es un totalitarismo paternalista en el que los dueños del Estado decidirán quien será rico, quien será pobre, que se podrá pensar, qué decir y que leer, siempre sin libertad y sin poder ladrar jamás.

Ya Platón descubrió que las democracias, cuando se corrompen, son sustituidas siempre por tiranías. Platón también dijo que las tiranías, tras deteriorarse, son a su vez suplantadas por democracias. Pero eso no está claro porque los totalitarios del siglo XXI han decidido no abandonar el poder, para lo cual se apoderan de poderes básicos, cambian las leyes y se atrincheran en el clientelismo y en el abuso tiránico para mantenerse al frente del Estado de manera permanente.

Cada día es más evidente que el mayor riesgo de votar a los tiranos es no poder volver a votar.

El llamado Socialismo del siglo XXI, diseñado en la Cuba castrista, es una modernización del viejo comunismo que se presenta travestido de democracia y que conquista el poder en las urnas, dotándose así de legitimidad. Pero una vez en el poder, el totalitarismo, oculto hasta ese momento, da la cara y empieza a maniobrar para que la derrota electoral nunca se produzca y el comunismo se convierta en eterno: cambio de leyes, clientelismo, cambio de la Constitución, prolongación de los periodos presidenciales, control de los poderes legislativo y judicial, control férreo de las fuerzas armadas y, sobre todo, creación de un partido único con ramificaciones clientelares y servicios de inteligencia y miles de agentes y chivatos cuyo objetivo es neutralizar y someter a la sociedad civil, sometiendo al pueblo a un terror de baja intensidad pero de eficacia diabólica.

El rastro pavoroso de ese socialismo del siglo XXI puede apreciarse en Cuba, Venezuela, Nicaragua y, con matices, en Bolivia y Ecuador.

Ese nuevo socialismo es el que admiran y quieren instaurar en España los actuales dirigentes de Unidos Podemos, al que el electorado español ha frenado sorprendentemente en las recientes elecciones del 26 de junio, despertando admiración entre los demócratas españoles y europeos. El neocomunismo travestido de democracia, confundido y sorprendido por su derrota, no ha muerto en España. Solamente reflexiona y afila los cuchillos para no fallar en el próximo asalto al poder.

Aunque el comunismo es una ideología superada, que debería estar enterrada porque fue derrotada, vergonzosamente, por su propio pueblo cuando cayó el Muro de Berlín y los ciudadanos escupieron sobre la elitista y arrogante clase dirigente comunista, llena de privilegios e incapaz de haber creado un sistema próspero y libre, los comunistas no han desaparecido y, tras analizar las causas de su ruina y fracaso, decidieron reeditar el viejo comunismo, ahora disfrazado de democracia popular, dispuestos a cumplir el sueño de Lenin, pero ahora sin tomar el poder a través de la revolución o el golpe de Estado, sino a través de las urnas, aprovechando en beneficio propio las debilidades de las democracia y la corrupción que pudre a los partidos burgueses que, sin serlo, se autoproclaman democráticos.

Países como Nicaragua, Venezuela y otros ya han caído. La misma España reúne condiciones para que el pueblo, frustrado ante la inmensa ineficiencia, injusticia y corrupción generada por los antiguos partidos, vote y aúpe hasta el poder a partidos comunistas camuflados como democráticos, verdaderos lobos totalitarios con piel de oveja.

Como dice la canción de Carlos Puebla:

Y en eso llegó Fidel
Se acabó la diversión,
llegó el Comandante
y mandó parar

Francisco Rubiales



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