Revista Historia

El registro de quipu de los Incas

Por Exprimehistorias

En tiempos del descubrimiento de América, los Incas obligaban a hablar en quechua en los territorios ocupados por ellos. También utilizaban el quipu para registrar información sobre población, tributos, censos, inventarios y comprobar las transacciones.

No contaban con sistema de escritura fonográfica.

Los métodos utilizados por los incas para conservar su historia y conocimientos, fueron la tradición oral y el registro de quipu.

Este era un cordel principal del que pendían muchas cuerdecillas de colores con nudos espaciados longitudinalmente. Su significado tenía que ser descifrado por iniciados.

Según cuenta la profesora Carolina Nonell la quipugrafía era una de las materias junto con la pedagogía, la astronomía y la historia que componían el sistema de enseñanza. Estaba pensado para las clases privilegiadas del imperio inca.

El Inca Garcilaso de la Vega, en sus Crónicas Reales, nos describe este instrumento utilizado para el lenguaje gráfico:

«quipu quiere decir anudar o nudo, y también se toma por la cuenta porque los nudos la daban de toda cosa. Hacían los indios hilos de diversos colores, unos eran de un color solo, otros de dos colores, otros de tres y otros de más porque los colores simples y los mezclados todos tenían su significación de por sí, … por los colores sacaban lo que se contenía en aquel tal hilo como el oro por el amarillo y la plata por el blanco y por el colorado la gente de guerra».

Se necesitaba un intérprete al que llamaban quipucamayuc. Lo explica Pedro de Cieza en sus Crónicas del Perú:

«yo no quería creer lo que se me había dicho de ese modo de contar y me inclinaba a pensar que eran cuentos; pero cuando estuve en MelcaVilca provincia de Xauxa, le pregunté a uno de ellos que explicara el quipu de modo que mi curiosidad quedara satisfecha… y el quipucamayuc procedió a aclarármelo todo,… el sabía todo lo que se había entregado a Francisco Pizarro, sin falla ni omisión, desde que este arribó a Perú.

Fue así como vi la cuenta del oro, la plata, ropa, maíz, llamas y otras cosas hasta el punto de quedarme estupefacto».

Escribe Garcilaso:

«la manera de dar aviso al Inca y a los de su consejo supremo era por nudos dados en cordoncillos de diversos colores que por ellos se entendían como por cifras; por los nudos de tales y tales colores, decían los delitos que se habían castigado y ciertos hilillos de diferentes colores iban asidos a los cordones más gruesos, decían la pena que se había dado y la ley que se había ejecutado, y de esta manera se entendían porque no tuvieron letras».

Los Incas tenían un sistema de correos e incluso de telégrafos

Contaban con una amplia red de carreteras, caminos y puentes que atravesaban el imperio que servían además de llevar las mercancías,  para la transmitir las noticias.

Para ello contaban con un sistema de mensajeros o chasquis, que cubrían mediante relevos grandes extensiones en corto tiempo:

«Si alguna guerra se ofrecía o se levantaba algún tirano —cuenta Pedro de Cieza— no embargante que las cosas arduas y de mucha importancia no lo determinaban sin lo haber saber a los reyes Incas, para lo cual tenían gran aviso y orden que en ocho días iba por la posta la nueva de Quito a Cuzco». La distancia era de más de dos mil kilómetros.

«Porque para hacello tenían cada media legua una pequeña casa a donde estaban siempre dos indios con sus mujeres y así como llegaba la nueva que habían de llevar el aviso, iba corriendo el uno sin parar la media legua, y antes que llegase, a voces decía lo que pasaba y había de decir; lo cual oído por el otro que estaba en otra casa; corría otra media legua con tanta ligereza que según es la tierra áspera y fragosa en caballos ni mulos no pudieran ir con más brevedad».

Si era muy urgente nos dice Garcilaso:

«Tenían otra manera de dar aviso por estos correos y era haciendo ahumadas de día de uno en otro y llamaradas de noche. Esta manera de aviso por los fuegos era solamente cuando había algún levantamiento y rebelión de reino o provincia grande y hacíase para que el Inca lo supiese dentro de dos o tres horas cuando mucho (aunque fuese de quinientas o seiscientas leguas de la Corte) y mandase apercibir lo necesario para cuando llegase la nueva cierta de cual provincia o reino era el levantamiento».

Explica Von Hagen que el sistema postal mediante los chasquis era tan eficiente, que los gobiernos coloniales españoles lo mantuvieron hasta finales del siglo XVIII.

El quipu fue utilizado por los funcionarios incas, los “khipu kamayuq”, en quechua «responsable del quipu», para conservar información sobre población, tributos, censos, inventarios y comprobantes de transacciones.

En los inicios de la conquista, la información guardada en los quipus era recibida y reconocida como una fuente válida. Algunos escritores afirman que algunos quipus contenían poemas e historias.

El Chasqui

Era un corredor joven que llevaba un mensaje o recado en el sistema de correos del Tawantinsuyo, desplazándose a la carrera de una posta a la inmediata siguiente.

Eran hijos de curacas, gente de confianza. Llevaba siempre un pututu, trompeta de caracol, para anunciar su llegada y alertar a su relevo; por armas portaba una porra y una huaraca, además llevaba un quipu, donde traía la información, un atado a la espalda, donde conducía objetos y encomiendas, una vara, y en la cabeza, un penacho de plumas blancas a modo de identificador visual.

Los Quipucamayoc

Eran educados por los amautas en escuelas especiales llamadas Yachayhuasi, eran los especialistas en elaborar, “leer” y archivar los quipus, podían ser de la nobleza, y de no serlo eran los “honorables” (especialistas calificados) dotados de una memoria prodigiosa.

Los “khipu kamayuq” eran apoyados por los qullqakamayuqkuna, que ordenaban los almacenes o tambos.

Generalmente el khipu kamayuq era un varón anciano, mientras que la qullqa kamayuq era una anciana, y ambos posiblemente habían sido pareja de más jóvenes.

Eran las personas encargadas de registrar los acontecimientos y llevar las estadísticas de un complejo estado inca de dos millones de kilómetros cuadrados y más de 12 millones de habitantes.

Los quipus fueron conocidos por los cronistas, quienes hablaron detenidamente de ellos y emplearon la información que contenían, interpretada y proporcionada por los khipu kamayuqkuna, especializados en su manejo. Según José de Acosta (1590)​

El Quipu Más Antiguo:

El registro de quipu de los Incas

El quipu más antiguo que se ha registrado fue hallado en el año 2005, entre los restos arqueológicos de la ciudad de Caral, la ciudad más antigua de América; este corresponde aproximadamente al año 2500 a.C. por lo que tiene en la actualidad 4500 años.

Se sabe además que fueron ampliamente usados por los Huari, ochocientos años antes que los incas. Los quipus huari no tenían nudos, sino cuerdas de colores diferentes colgando de la principal en diferentes puntos.​

Algunos arqueólogos han sugerido que los quipus se usaban como tabla guía de pronunciación por la poca extensión del léxico quechua; así cada cordel designaba una sílaba de la palabra representada al principio del cordel.

Quipu de algodón

Un quipu esta compuesto por una seria de cordeles colgantes, llamados subsidiarios, atados a uno principal o troncal. El material del cordel es algodón o (raras veces) lana de alpaca. La mayoría de los ejemplos conocidos utilizan un sistema numérico descifrado por Leland Locke en los años 1920.

Para contar existía también el uso de la yupana o ábaco inca, del cual se conoce su existencia por los cronistas, pero no su manejo específico, aunque hoy en día se ha adaptado como instrumento pedagógico, para enseñanza de las matemáticas en proyectos interculturales, en Perú, Bolivia, y Ecuador.

Se han hallado quipus desde la Huaca de la Universidad de San Marcos, hasta el Cerro del Oro, correspondiendo estos a la cultura Wari. En la actualidad se conservan en museos alrededor de 750 quipus.

Entre los quipus conocidos hay una gran variedad de tamaño y complejidad, pues van desde los muy simples hasta los que tienen más de mil cuerdas.

Los quipus durante la conquista española

Después de la conquista española, el uso de los quipus fue inicialmente incentivado, tanto por la administración colonial como por la iglesia. El virrey Francisco de Toledo, incorporó entre 1570 y 1581 el quipu al sistema administrativo del Virreinato del Perú.

Hay documentación que señala que también se utilizaban en los tribunales, en la mita, las encomiendas y las cuentas nacionales”, precisa el historiador Marco Curatola , profesor de la Universidad Católica y uno de los editores del libro “El quipu colonial”, que recoge los más importantes y recientes estudios alrededor de estos.

Eran frecuentemente utilizados en el culto católico para memorizar las oraciones y para recordar los pecados en la confesión, hasta que en 1583 el III Concilio de Lima prohibió su uso.

En 1622 el párroco de Andahuaylillas, Juan Pérez Bocanegra escribió un texto sobre el quipu confesional en su Ritual formulario, que describe cómo los indígenas iban a confesarse con quipus que registraban sus pecados.

Los quipus fueron usados por lo menos hasta 150 años después de la Conquista y las pruebas de carbono 14 han revelado que la mayoría de los quipus que se conservan datan de la época colonial.

Algunos de los conquistadores creyeron que con los quipus se mandaban mensajes secretos a sus mandatarios originales en vez de al rey de España y por tanto prohibieron su uso.

En la actualidad se tienen localizados 751 quipus. Se encuentran en Europa, América del Norte y América del Sur. La mayoría está en museos fuera de sus países originales, pero algunos residen en el Perú al cuidado de descendientes de los incas.

Actualmente las comunidades de Tupicocha y Rapaz, en la serranía de la región Lima Perú, conservan quipus que utilizan a manera de signo de autoridad dentro de sus comunidades.

Estos quipus son almacenados en una vivienda denominada «Kha Wayi»​ y son pieza fundamental para ritos ancestrales como el «Caccahuay».

El quipu Rosetta

Los españoles llamaban a los quipucamayoc para que leyeran sus quipus mientras que un intérprete traducía al castellano y un escribano tomaba registro de las cuentas y memorias del Estado Inca. Entonces, si había quipus transcritos al castellano habría que encontrar un ejemplo de esta transcripción.

Gary Urton ha hallado un documento que registra el tributo que debían pagar los pobladores de una comunidad del valle del Santa.

Al mismo tiempo, en el Museo Temple Radicati de la Universidad San Marcos ha encontrado seis quipus procedentes de esta zona cuyos hilos están organizados en 132 reparticiones, que coinciden precisamente con los 132 nombres que aparecen en el documento.

Todavía no hay certezas sobre el hallazgo, aunque el equipo del proyecto espera que la investigación pueda dar muchas más luces para entender la estructura narrativa.


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