De pronto, el hombre abrió los ojos, se desperezó y acabó con su descanso. Y al fin, en la tarde del 17 de diciembre de 2012, volvió a Boca. Es la hora del regreso de Carlos Bianchi. El reclamo de los hinchas, en el triunfo contra Godoy Cruz, activó la alarma personal. Fue el impulso que lo sacó de la cama luego de casi siete años y lo puso de pie. Así, el DT apretó la pausa en su vida de familia y comentarios para las cadenas internacionales. Como hace una década, aceptó el desafío y decidió competir contra su propio mito. ¿Por qué subió al ring? ¿Qué lo llevó a poner en juego, por su segunda vez, el peso de los títulos logrados en sus ciclos anteriores? La respuesta, acaso, esté en las palabras que hilvanó el 23 de diciembre de 2002. El mediodía de su primer regreso al mundo xeneize. “Sé muy bien que en el fútbol no se puede ganar siempre, que hay muchas cosas para perder si uno compara con los tres años y medio anteriores que estuvimos en Boca, pero la vida está hecha de apuestas. La verdad es que se merece que arriesgue todo lo anterior por el placer que siento al dirigir a Boca”.