Revista Insólito
Al leer el título de estas líneas, pensarán que les estoy proponiendo “regresar” al siglo XV, y venir a Barcelona para dar la bienvenida a Cristóbal Colón, al regreso de su primer viaje a América … Pues no; no es esa mi intención.
La “noticia” que me ha movido a escribirlas no es otra que mencionar la “reapertura” del monumento a Colón, situado frente al puerto de Barcelona, junto al inicio de las Ramblas, tras permanecer un año cerrado por unos problemas del ascensor, que causaron que varios turistas se quedasen encerrados durante unas horas. Coincidiendo con el 125º aniversario de su fundación, el emblemático monumento volvió a abrir sus “puertas” para disfrute de los barceloneses y de los visitantes.
Este espectacular monumento, de 60 metros de altura, fue creado por el arquitecto Gaietá Buïgas y el escultor Rafael Atché, con motivo de la exposición universal de 1888, y desde entonces ha sido considerado un monumento emblemático de la ciudad. Su mirador recibía cada año una cifra de visitantes próxima a las 200.000 personas.
«El monumento volverá a estar operativo con plenas garantías de seguridad», se ha aseguraba en la rueda de prensa por parte del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña, entidad que ha asumido el reto de dirigir las obras de reforma.
Las mejoras tendrán un costo final próximo a los 200.000 euros que asumirá el consorcio Turismo de Barcelona, entidad que explota el monumento desde 1992, y que obtiene por ello unos ingresos anuales cercanos al medio millón de euros, según explicó el subdirector general de Turismo de Barcelona, Ignasi Delás. El directivo también aseguró que subir al mirador continuará costando como máximo cuatro euros, lo que valía la entrada sin descuentos hace dos años.
Una recomendación sincera para los lectores, si vienen por aquí. Además de la columna y la estatua del descubridor, el monumento tiene una gran base circular con una serie de estatuas y relieves; escudos de las provincias españolas y varias estatuas alegóricas.
Si vienen, no se pierdan un paseo por las Ramblas, y subir al mirador del monumento, para gozar desde allí de las vistas de la ciudad y del puerto. Vale la pena.
De la sección del autor en "Curiosón": Del Cristo al Tibidabo.