Lo sé, lo sé, esta semana he estado súper desaparecida, pero han sido Reyes y luego he estado muy ocupada y apenas he tenido tiempo. Pero a partir de hoy el blog vuelve a la normalidad, lo prometo, que para eso están regresando las series y una de esas ha sido la mayor epicidad que se estrenó el año pasado: Galavant. Sí, leedlo con el tonillo de esa gran canción con la que la serie se inició, algo así en plan: Gaaaalaaaavaaaaant.
Y es que, milagrosamente, Galavant renovó por una segunda temporada y, desde entonces, el mundo es un poquito mejor. De hecho, celebremos apropiadamente que tenemos segunda temporada:
Lo mejor de todo es que los chicos de Galavant saben que son un producto minoritario, que no son precisamente un éxito de audiencia y que el año pasado les daban por cancelados y lo usan para chotearse con bromas autorreferenciales que básicamente son lo mejor. Desde este primer episodio, con el que inician temporada (bajo el grandioso título de A new season AKA Suck it Cancellation Bear), han demostrado que siguen siendo igual de cínicos y ácidos y que saben muy bien qué clase de serie están haciendo, lo que es digno de aplaudir, sobre todo porque logran que mole muchísimo.
Desde ese primer número en el que los piratas (comandados por un irreconocible Lord Grantham, lo que también es maravilloso) se quejan de estar hartos de escuchar la canción de Galavant hasta las continuas bromas sobre el supuesto colgante de Isabella que aparece de repente, a pesar de llevarlo siempre según ella, no han dejado de cachondearse tanto de sí mismos como del género y del medio. ¿Cuántas veces en las series aparece un objeto importante de la nada y nos intentan hacer creer que siempre ha estado ahí o los guionistas se sacan algún familiar de la nada del que no hemos tenido conocimiento hasta que hace falta? Pues eso, que es una verdad como una casa de grande y, encima, les queda gracioso.
Es precisamente esa auto-crítica carga de mala leche (maravillosos esos versos sobre que la canción de Galavant no ganó ningún Emmy y que deben olvidarla o que el Infierno se congelará cuando hagan una audiencia decente) lo que hace que no sólo se les perdonen tópicos, sino que éstos encajen bien.
En ese sentido, Galavant siempre me ha recordado a Jane the Virgin, aunque no puedan ser más distintas, ya que tienen ese equilibrio entre parodia, crítica y homenaje a sus respectivos géneros y usan los clichés maravillosamente bien. En este caso, para alargar la "angustia" romántica han tirado del manido truco de no entenderse por un motivo ajeno a los amantes, esa llamada vía colgante mágico que se cortaba y que hizo que Isabella creyera que Galavant no la quería, a pesar de que el principal deseo de éste es reencontrarse con ella.
Pero es que son tan graciosos cuando tiran de tópicos, la serie mola tanto, que ni siquiera te importa. En otra serie ese recurso habría desesperado, pero no en Galavant, donde puedes hasta sentir cierta pena por Isabella, a pesar de que será el personaje más soso y de saber que, al final, como en todo buen cuento de hadas, el amor prevalecerá.
Además, hay que reconocerles otras dos grandes cualidades que tienen:
Por un lado, la cantidad de cameos y detalles molones que tienen, como esa microaparición de John Stamos que duró nada, pero que no pudo ser más hilarante, en El bosque encantado, ese local gay regentado por una más que divina Kylie Minogue. En primer lugar, las referencias a Once upon a time molaron mucho y, por otro lado, ¿se pudo sacar más provecho a Kylie Minogue con ese epiquísimo número musical?
Esto es pillar cacho y lo demás tonterías.
Es que, vamos, ¿se puede ser más grande que ella en Galavant? Pues eso. Encima, no es la única, ya que hemos vuelto a ver a los piratas de la temporada uno, además del más que breve cameo de John Stamos como Jean Hamm. Me sorprende (para bien) que actores tan famosos y que tienen otros proyectos se presten a hacer esa clase de apariciones, lo que deja claro que aprecian la serie y, oye, pues eso también mola.
Por otro lado, a pesar de que la primera temporada consistió tan solo en ocho episodios, no dejaron de avanzar y de cambiar tanto las relaciones como el status quo de la serie, algo de lo que muchas series no pueden presumir. En estos dos episodios centrales, hemos tenido a los personajes divididos, por lo que hemos tenido tres tramas distintas perfectamente combinadas y que están protagonizadas por combinaciones de personajes no vistas hasta ahora.
Así, Isabella sigue presa en el palacio de su primo (y prometido, a pesar de que es un niño), junto al Chef, Gwynne y el bufón, mientras que en Valencia Sid debe lidiar con esa extraña unión entre Madalena y Gareth y Galavant sigue su viaje para devolver al rey Richard a su reino.
Disfrutemos del Sasse descamisado, que él lo vale.
Personalmente, creo que el dúo Galavant-Richard es el que se come la serie, sobre todo por el segundo, que sigue siendo el personaje revelación, aunque los dos hacen un gran equipo. Se contrapuntan muy bien y nos han dado las tramas más hilarantes de estos dos episodios: el acabar presos en la taberna gay (me sigo riendo al recordarlo) y el tener que esperar en un pueblo con unicornios que siguen a los vírgenes y magos que convierten objetos en móviles.
Timothy Omundson es el actor con más vis cómica del reparto, pero encima logra sacar lo mejor de Joshua Sasse, que está genial como el cínico de la pareja, el que debe aguantar las excentricidades y errores del otro. De momento, en tan solo dos episodios, han llegado a su destino, el reino de Richard... aunque el castillo ha desaparecido sin dejar ni rastro, así que habrá que ver por dónde van los tiros, pero, vamos, yo estoy encantadísima con el dúo, sobre todo porque, además de divertidos, también son muy tiernos: desde las coñas sobre el beso de Galavant a Isabella o a lo mucho que echan de menos a ella y a Gareth.
Por cierto, Richard me rompió el corazón al enterarse de la traición de Gareth y espero que nos den un reencuentro porque la amistad de estos dos es amor, a pesar de todo.
Os pongo la adorabilidad hecha gif para superar a Richard tristón, que rompe la patata.
Luego estaría la parte del reino del primo de Isabella, que yo pensaba que iba a ser la más sosa, pero los secundarios la están manteniendo. El chef y Gwynne son muy graciosos y el bufón alegrándose de no tener que esforzarse para animar al príncipe Harry también tiene su punto. Sin embargo, espero que hagan algo, ya que no creo posible que puedan aguantar toda la temporada con Isabella atrapada ahí y que resulte entretenido.
Finalmente, está el frente de Valencia, donde Madalena y Gareth parecen condenados a entenderse, aunque los propósitos de cada uno son distintos. Mientras que él sólo quiere ser rey y no ser mangoneado por Madalena, ella parece tener planes para conquistar el mundo, lo que podría dar muy buenos momentos (¿un futuro enfrentamiento con Richard, que sacó la espada de la piedra en pla rey Arturo?). Además, personalmente me gusta que sea una mujer la que quiera extender su reino y la que, de hecho, pasó de campesina a reina a fuerza de maldad e inteligencia.
Eso sí, al menos de momento, la combinación de Madelana, Gareth y Sid no me termina de convencer, resultando la parte más floja, a pesar de que creo que Gareth y Sid pueden dar buenos momentos y de que el cambio de los típicos roles masculino-femenino tiene su punto.
Habrá que ver qué nos tienen planeado, pero esta temporada pinta muy bien y me sigue sorprendiendo el buen ritmo que tienen, además de ese gran sentido del humor. Y, encima, con números musicales de lo más molones (en serio, el de Kylie Minogue es grandeza de la buena), así que tengo muchas ganas de ver el resto de la temporada y que se repita el milagro y obtengamos una tercera temporada.