Ayer finalizaba en Madrid La Vuelta a España, el año de su 75 cumpleaños. Una cifra redonda, un aniversario que ha sido especial por muchos motivos. La organización ha estado de diez. Muchos cambios con aciertos.
La Vuelta ha enganchado de nuevo a los aficionados. El arranque fue espectacular. La contrarreloj nocturna por las calles de Sevilla es una de las etapas más bonitas que he vivido por televisión. No creo que otros grandes vueltas como el Giro o el Tour tarden en copiarla. Incluso se puedan llegar a plantear disputar las etapas de fin de semana en prime time. La Fórmula 1 y Moto GP ya lo han hecho.
El recorrido ha sido emocionante de principio a fin, pero me gustaría destacar la penúltima carrera, la del final en la Bola del Mundo. Increíble. Ver a Nibali y Mosquera retorcerse sobre la bicicleta, jugando y soñando con los segundos que les separaban en la general, despertaba un extraño sentimiento de satisfacción y gozo a quienes agarrados a un café no parábamos de comentar la ascensión sentados en el sofá.
Una etapa de las que resucitan un deporte con mayúsculas. La única pena ha sido no haber podido disfrutar de los mejores ciclistas en la ronda española. Faltaban los nombres principales del pelotón como Andy Schleck, Contador o Samuel Sánchez, quienes en estos momentos parten la pana en la serpiente multicolor.
Las tres semanas vividas este año van a suponer un verdadero empujón para volver a marcar en rojo -y nunca mejor dicho con el nuevo maillot, otro acierto- La Vuelta. El Tour sigue siendo el Tour, pero ojalá que los directores preparen a sus primeros espadas para poder dar espectáculo y pelear la ronda española.
Con Movistar y Geox en el pelotón, el gancho publicitario está servido. Ahora toca repetir lo que se ha hecho bien, copiar los aciertos de los demás y pulir algunos fallos. Pero, de verdad, ha sido toda una satisfacción ilusionarse este año con La Vuelta.
Sirva la fotografía como homenaje a Igor Antón, que si no llega a caerse hubiera dado espectáculo hasta el último día. Por cierto, no me ha gustado nada la decisión de RTVE de dejar a Carlos de Andrés y a Perico Delgado en el plató. A mi me gusta cuando están en carrera, aportan mucho más porque tienen contacto directo con todo, que es de lo que se trata. En el plató se perdía la esencia del ciclismo y de sus retransmisiones. Además, plantearon muy mal el tema del sonido, sin ambiente parecía una vuelta de plató, preparada y escrita. Espero que el año que viene se dejen de tonterías. Y que no hablen de recortes cuando pugnan por los derechos de la champions y mandan equipos a todas las competiciones del mundo, hasta al mundial de petanca femenino.