Me llaman la atención este tipo de libros desde hace años-. Soldados, regresos, guerras... Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El regreso del soldado.
Conocemos a Chris Baldry cuando regresa de la IGM. Inicialmente es afortunado, no tiene lesiones visibles, y sigue siendo un joven de 36 años sano que ahora ha vuelto a casa. Solo hay un problema y es que los últimos 15 años de su vida han desaparecido de su memoria. Y él, que a los 21 años estaba enamorado de Margaret, ahora está casado con Kitty con la que ha perdido un hijo y vive en su casa de siempre aunque con los cambios propios del paso del tiempo.
Resulta curioso como la pérdida de memoria del soldado es tanto lo que marca su nueva vida como lo que le permite olvidar los horrores de la guerra. Un mal que fue bastante común en su época y que ahora casi parece un recurso literario más que apropiado para mostrar los cambios a los que el soldado se enfrenta y convertir la novela en un drama cercano. West escribe una novela incómoda que sorprende por el momento en el que fue concebida ya que trata muchos temas que son comunes a nuestra sociedad actual. West no tiene problema en marcar el clasismo, en señalar la infelicidad conyugal, el adulterio o insinuar las relaciones homosexuales. Y tampoco lo tiene en volver a tratar la amnesia como la solución a todos los problemas, también a la sociedad. O quizás sea que mejor olvidemos o que no recordemos, que mejor estar un poco inconscientes si somos felices o no lo seremos, y también que, aún así, siempre vamos a ser permeables, algo se filtra. Todo eso está en la novela de West.
La autora nos invita a ver el regreso del soldado, a ver su despertar en un hospital y a su esposa a su lado. La misma que hace llegar la carta a su primer amor y que parece esperar en el regreso de su esposo una vuelta a una normalidad que tiene que ver tanto con la guerra como con la tragedia de perder un hijo, pero todo se ve truncado con este hombre que regresa mirando a otro amor. Y aún así, West no busca simpatías ni se viste de tragedia. Es dura e implacable y torna implacable al lector que no puede evitar enjuiciar a cada uno de los personajes en sus actos y palabras dejando flotar en el aire un dilema moral tanto como la duda sobre lo que cada cual crea que representa la amnesia de su protagonista. Sorprende tanto por lo temprano de su escritura, la autora no tenía 25 años, como por el momento en el que la novela se concibió y ha resistido, algo que no suele ser habitual, maravillosamente el paso del tiempo.
El regreso del soldado es una gran novela que se condensa en no muchas páginas y que deja un poso que profundiza a medida que pasan los días desde su lectura. Desde luego, no deja a nadie indiferente.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.