Ahora va y resulta que no somos felices ni comemos perdices, ya ves tu que cosas. Los de la OCDE han descubierto que no bajamos al “super” en traje de Faralaes ni nos pasamos el día de risotadas con los amigotes en la tasca, entre mistelas y partidas de Mus.
Se ha publicado un informe en el que se afirma que el porcentaje de los que dicen estar satisfechos con su vida ha caído del 67% en 2007 al 48% ¡en sólo cinco años!. A este paso, en cuatro días, la abadía del Hermano Jorge de Burgos será un centro de risoterapia comparado con nosotros. A esta fiesta de las caras largas supongo que algo habrán ayudado las corruptelas, unas políticas sociales nefastas y hacer del “mercado laboral” un “mercado de esclavos” con una de las mayores tasas de paro juvenil del mundo civilizado, que ahí es nada.
Está claro que no basta con la milagrosa recuperación esa que, de repente y antes de elecciones, nos ha proporcionado la Virgen del Rocío, encarnada en Fátima Báñez y sus trabajos temporales “Low Cost”. Seguimos con problemas de paro y las desigualdades de todo tipo crecen como las habichuelas mágicas. No hace falta que esto sea una verbena sin fin pero tampoco saldremos de esta sumergidos en el “Valle de lágrimas” en el que, según el informe, vivimos.
Según el informe somos unos quejicas. Nos quejamos de lo que antes llamábamos medio ambiente, de la calidad del líquido ese contaminado con nitratos y pesticidas, a precios de petroleo, que sale del grifo en gran parte de España y de tener, una vez más, el peor nivel educativo tanto en adultos como en la escuela. Tres hurras por el señor Wert que nos pone en cabeza de algo.
Eso sí, siempre nos quedará aquello de “mal de muchos consuelo de tontos” y aceptar que si Holanda y Australia son los más felices, más que Marco al encontrar a su mamá (claro, entre tulipanes y abrazos de Koala ya podrían) más cariacontecidos que nosotros están Corea del Sur (45%), Japón (43%), Eslovaquia (40%), Italia (40%), Polonia (36%), Portugal (28%), Estonia (28%), Turquía (24%) y Grecia (23%). Eso sí, nosotros somos los campeones, los que más nos hemos entristecido. Hala, envida cochina!
Con este panorama y visto que nos gobiernan expertos amargadores de vidas que no saben que gobernar es mucho más que hacer que la caja cuadre (según ellos), no es de extrañar que nos fiemos de las instituciones tanto como Piolín del gato y sólo un 18 % en este paísconfíe en el gobierno (que muchos me parecen), frente al 48 % de hace un lustro.
Pero bueno, no todo ha de ser malo, siempre nos queda el consuelo de una de las mayores esperanzas de vida del planeta (82 años). Así podemos disfrutar de nuestra depresión por más tiempo, visto que aquí sólo interesan cifras macroeconómicas y no una política social que nos procure verdaderamente el bienestar que nos hemos ganado a base de sufrir las privaciones del austericidio. Si hemos sufrido para llegar a “nosedónde” ahora que dicen que hemos llegado deberíamos recibir los beneficios, ¿no?. Casi que voy a interesarme por el cultivo de crisantemos…
Australia es el país más feliz del mundo, España está en el puesto veinte
España, el país de la OCDE donde más aumentaron las desigualdades con la crisis