Revista Opinión
Se estrena “El Reino”, una película sobre nuestra “querida” corrupción. Querida por ser tan nuestra que ya no podemos ver la política y los políticos sin corrupción. Tal vez nos están enseñando a normalizarla (*), aceptarla, a vivir con ella, a verla como algo que no sólo ocurre en las peores dictaduras… sino también en las peores democracias.
En las dictaduras la corrupción se esconde, en las democracias se airea e incluso se castiga. Pero aún así no nos engañemos, “ni son todos los que están, ni están todos los que son”. Esta frase del refranero se refería a los locos ingresados en un manicomio, pero si cambias “locos” por corruptos y “manicomio” por prisión, es perfectamente válida para los tiempos actuales.
El título de la película va acompañado de una breve frase: “Los reyes caen los reinos continúan”. No es cierto, los reyes no caen, son sustituidos… los reinos también. Una película incierta para normalizar algo que si es cierto.
(*) Las películas, los libros, los reportajes, los debates y las noticias ayudan a esa normalización. Es como aceptar que los ladrones existen y nos pueden robar en la calle o en nuestra casa. Aceptamos que el político corrupto existe y roba un dinero que es de todos o saca provecho de unas instituciones… que también son de todos.