Es un género popular sin más pretensión que procurar entretenimiento al lector, y es adecuado tanto para niños como para adultos.
Las características serían un lenguaje sencillo, personajes planos, mucha acción, un ritmo rápido, intenso, que se logra con situaciones extremas, y variedad de escenarios.
Los temas más comunes son los viajes, el misterio, el riesgo y la fantasía.
Los personajes son poco complejos, héroes y heroínas inteligentes y atractivos, y, curiosamente, es uno de los géneros en que la mujer sale mejor parada desde tiempos remotos; no es una damisela lánguida a la espera del héroe que la rescate sino que toma la iniciativa, es fuerte y decidida y a menudo es ella la que resuelve los problemas y rescata a su compañero.
La técnica que se utiliza suele ser la narración lineal o in media res, sin complicados saltos adelante o atrás para que la lectura resulte cómoda y sencilla.
Los escenarios serán exóticos o inexplorados, o lugares inventados y fantásticos.
Las descripciones deben ser lo suficientemente amplias como para que el lector pueda visualizar los ambientes y sentirse inmerso en ellos.
Aquí se suele dar la superposición de géneros. El relato de aventura se combina a menudo con el género policial, la ciencia ficción, el relato fantástico e incluso la novela histórica.
Autores representativos serían Julio Verne, Emilio Salgari o Jack London, que es el autor que hemos elegido.
London, sin embargo, se aparta un poco de las características habituales del género, ya que sus personajes suelen ser héroes solitarios y sus aventuras casi siempre tienen un desenlace fatal. Pero sí utiliza un lenguaje sencillo que transmite, no obstante, una gran intensidad, y paisajes exóticos y remotos.
Como ejemplo hemos leído Encender una hoguera. Muy recomendable.