Rodrigo Díaz de Montiel es un personaje de ficción, pero pudo ser cualquiera de los miles de hombres que se embarcaron en la Gran Armada para ir contra Inglaterra.
De hecho, otros muchos de los nombres que aparecen en esta novela son reales, y corrieron distinta suerte en la empresa. En concreto, el relato está basado en la aventura vivida por el capitán segoviano Francisco de Cuéllar, quien se embarcó como entretenido por orden de Felipe II, y luego pasó a ocupar la capitanía del galeón San Pedro. En la novela, sin embargo, aparece como capitán del San Marcos, por capricho de José Luis Gil Soto.
Se tiene constancia de la existencia de Francisco de Cuéllar y de su aventura por una carta que él mismo escribió una vez puesto a salvo en Amberes, después de haber pasado a Flandes desde Escocia, gracias a la ayuda del obispo Redmund O'Gallagher. Su misiva permaneció inédita hasta que el investigador Cesáreo Fernández Duro la sacara a la luz a finales del siglo XIX.
El testimonio ha servido a historiadores y etnógrafos para saber cómo vivían los irlandeses del litoral, a los que el capitán Cuéllar califica de «salvajes» por su forma de vivir y de actuar. Igualmente ha sido fundamental para desentrañar buena parte de lo acontecido a la denominada Armada Invencible.
Fuente:
- "'La colina de las piedras blancas' -José Luis Gil Soto".