Desde aquí opinamos y seguimos haciéndolo que la nueva forma de hacer política de la izquierda abertzale, ahora con el nombre de Sortu, es un intento de hacer política lejos de la violencia, un positivo paso hacía la solución política del conflicto vasco y la disolución de la banda terrorista ETA que empezó con la publicación del documento Zutik Euskal Herria y que tras un debate en el seno de la izquierda abertzale ha dado lugar a esta nueva formación, que ha condenado la violencia, a ETA y ha abrazado la vía política como forma de hacer valer sus reivindicaciones. Pensamos que Sortu debe ser legal y poder presentarse a las próximas elecciones.
Llevan años diciendo desde el poder que la única forma de ser legales era condenar la violencia, y ya lo han hecho. “Cambiar balas por votos“. Hicieron una ley a medida, la ley de partidos, que fue criticada incluso por la ONU que pensaba que “podía castigar a personas por el simple hecho de sus ideas políticas independientemente de que hubiesen participado en actividades terroristas o no“, a pesar de eso la izquierda abertzale se ha amoldado y ha aceptado las condiciones. Ya han condenado a ETA, no condenada antes simplemente para poder mantener un carácter negociador (postura que yo no compartía).
En España, a contrario que en el País Vasco, se habla mucho de lo impopular de la legalización de la izquierda abertzale. ¿De dónde sale ese dato? Yo creo que lo impopular es la violencia. Me gustaría ver una encuesta donde se preguntase a los ciudadanos sobre dicha impopularidad, ya que parece un argumento esgrimido con fiereza desde dentro de los partidos políticos para que sus portavoces no se posicionen a favor de la legalización de Sortu. De momento podemos ir engrasando los trabajos de sociología con esta encuesta, que si bien puede no ser representativa, puede ayudarnos:
Encuenta de El País.
La gente quiere que haya democracia, me atrevo a afirmar. Todo lo contrario de lo que desea el gobierno y la oposición, que han logrado que el Tribunal Supremo ilegalice a una fuerza política que ha hecho una clara apuesta por la democracia a pesar de las dificultades que está encontrando para que la dejen cumplir la ley. ¿La razón? Electoral, por supuesto.
Los siete magistrados discrepantes acerca de la ilegalización de Sortu acusan a la mayoría de sustituir la prueba por un relato inventado. Toda una prueba de que ya el derecho positivo no se aplica en nuestro país, sino que nos rige una moral más o menos definida. Leer el voto particular que acompaña al auto acerca de la ilegalización de Sortu no tiene desperdicio.
Antes que una prueba prefieren un testimonio inventado. Esperemos que al menos lo escribiese algún buen guionista. Los jueces que han votado a favor de ilegalizar a Sortu han declarado que “supone una amenaza objetiva y grave para la democracia, para el Estado de derecho y para los derechos fundamentales del resto de los ciudadanos, que el Poder Judicial no puede permitir“. Yo, sin embargo, me inclino a pensar que el verdadero peligro es que no se permita participar en el juego democrático a una fuerza política que acaba de hacer una clara apuesta por la paz y por la legalidad.