Es un bonito bolero que me estremecía cuando era adolescente, mientras miraba de reojo a alguna muchacha a la que jamás me atreví a sacar a bailar. Como instrumento de medida, el reloj marca las horas -ya lo dice la canción- y hasta los cuartos, esos con los que una vez nos atragantaron las uvas los presentadores de televisión española, y para el Sr. Morales, D. Evo, camina de forma diferente en el norte y en el sur. Debe ser cosa de los hemisferios esos, pero al presidente boliviano se le ocurrió innovar invirtiendo el sentido de la marcha de los relojes en el modo señalado en la fotografía adjunta. Bolivia tristemente, es un país pobre, muy pobre, y el gobierno del Sr. Morales no parece haber mejorado sustancialmente la calidad de vida de la ciudadanía, o al menos, no en la medida anunciada por el mandatario indígena, cuya escasa cultura lo conduce a la provocación de saltar el protocolo con jerseys imposibles y afirmaciones extravagantes sobre pollos y homosexualidad sin ir más lejos. Ahora se siente ofendido por la persistencia de Colón como nombre de calles y plazas en su país, considerándolo un expoliador, mientras modifica la marcha de los relojes, absolutamente imprescindible para el progreso de Bolivia y nos deleita en desfiles con una banda multicolor que se asemeja bastante a la que lucen las carrozas en el día del orgullo gay. ¿Será casualidad?.