Desde que tomé consciencia de que existía eso de medir el tiempo siempre he pensado que el reloj puede que sea uno de los inventos más sádicos que haya creado el hombre, si no lo creéis así ya me explicareis lo simpático que era el homínido que inventó el despertador (yo lo sentaría junto con los grandes monstruos, al lado del que inventó la bomba H). Tenemos relojes para todo, vivimos agobiados atados a ellos. Tic Tac, Tic Tac… el mundo entero se rige con ese soniquete. Lo que me faltaba por saber es que existe uno que se creó hará 70 años y su solo nombre ya causa pavor, es el “Reloj del Apocalipsis” y lo publica el Bulletin of the Atomic Scientists , un grupo de científicos que se reúnen dos veces al año para “ponerlo a hora” entre los que parece ser que hay hasta 15 premios Nobel.
Resulta que el reloj tiene una alarma puesta a las doce de la noche. Si llegase a sonar, todo haría un inmenso BOOOM y acabaríamos inmersos en una catástrofe global. El reloj marca lo cerca o lejos que estamos de hacernos picadillo a nosotros mismos. Y parece ser que no es que nos sobre mucho tiempo y de ello se han encargado últimamente personajes como Trump y sus declaraciones en las que cada vez que habla sube el pan. Pero también nos descuentan tiempo los efectos del cambio climático, las pruebas nucleares de Corea del Norte, el creciente menoscabo de la sensación de seguridad o el aumento de la tensión que está llevando a los ultras al gobierno de muchas naciones europeas, como Austria en las legislativas el otro día. De verdad que cada vez me convenzo más de que Europa está perdida y no puede reinventarse con los viejos espantajos que se mantienen en sus instituciones y sus ideas rancias en las que no cabe el hecho de que los países no son las rocas inamovibles de antaño. Bueno, a lo que íbamos. El caso es que desde 1953, cuando vivimos unas pruebas termonucleares USA y URSS, nunca habíamos estado tan cerca. Vamos listos.
Pero una vez más me temo que aquí en España (o como decía Prince… el artista antes conocido como…) nos da por seguir nuestro propio huso horario y puede que estemos a punto de oír el primer campanazo en la Puerta del Sol, solo que esta vez no comemos uvas precisamente. En nuestro propio reloj del Apocalipsis ha pesado muchísimo un gobierno indolente entregado a “verlas venir”, a recortarnos derechos, a permitir que se achicharren nuestros montes no se si por desidia,falta de vigilancia o vete tú a saber, dejando la extinción al orgullo de los mismos vecinos que ya arrancaron con las manos el chapapote de 2002 y ahora vemos traginar con cubos y palanganas (¿te acuerdas del de “los hilitos de plastilina”? Si, ese mismo). Un gobierno que impide que se hable tanto de independencia, bajo peticiones salvajes de pena de cárcel, como de DEPENDENCIA, algo más grave todavía porque con ese silencio se está permitiendo que mueran nuestras personas dependientes sin que se les haga caso y sin que se les preste la ayuda a la que tienen derecho de hace años que no reciben porque se les mantiene escondidos dentro de un baúl sin que podamos oír siquiera sus voces. Son un ejemplo más, como otros que permanecerán debajo de las alfombras de unos políticos centrados en si mismo, que han perdido el contacto con la realidad de aquellos a los que dicen representar y que están acelerando cada vez más el ritmo de este reloj que no para de hacer Tic Tac Tic Tac encaminado hacia el apocalipsis. Mucho me temo que la única forma de hacer que se detenga es quitarle las pilas y eso tendremos que hacerlo nosotros, quitarles los apoyos a los políticos que mueven las manecillas para así poder dejar de escuchar el atronador Tic Tac Tic Tac…