Osuna merece ser visitada por sus múltiples atractivos: universidad y colegiata renacentistas, palacios, conventos y conjunto urbano. Juan Téllez Girón se volcó como mecenas en su ciudad de nacimiento hasta convertirla en una urbe destacada. Su hijo, virrey de Nápoles y ya primer Duque de Osuna, continuó la labor.
El Museo Arqueológico, ubicado en la Torre del Agua, contiene un sencillo reloj hemisférico, sin gnomón pero en buen estado. El reloj se encuentra debajo de una ventana, como si buscará los rayos solares que se le niegan. La hora sexta era el mediodía romano y sus horas eran desiguales, cortas en invierno y largas en verano. El culto de los monasterios se ha regido por las horas romanas.
Nos fijamos también en la presencia del cono, sea para la molienda o en forma bicónica como los muchos glandes de plomo romanos (proyectiles de honda).
La universidad funcionó desde 1548 hasta 1825 pero no destacó en matemáticas y su edificio no conserva más restos que su bella geometría tanto exterior como la de su patio interior de arcadas. Hoy ha vuelto al uso escolar.
Los aficionados a la azulejería no deben perderse el conjunto del Convento de la Encarnación.