El Renacido (The Revenant) es la nueva película de Alejandro González Iñárritu, con la que el director mexicano vuelve a optar a los premios más prestigiosos tras la exitosa Birdman (2014). "El Renacido" se basa en unos hechos reales acaecidos en 1820 y que ya fueron adaptados al cine en la producción de 1971 El hombre de una tierra salvaje (Man in the wilderness) protagonizada por Richard Harris y John Huston.
La película se inicia con un brutal arranque en el que somos testigos de un ataque indio filmado de manera espectacular y que nos mete rápidamente en situación a la vez que sirve para establecer un tono realista y sucio que nos remite al mundo salvaje que Cormac McCarthy proponía en su novela Meridiano de sangre. La virguería técnica de este inicio ya nos da una idea de la importancia que el aspecto visual va a tener en la película. Sin duda estamos ante un gran logro en la parte artística, que consigue amplificar la abrumadora belleza de los parajes naturales (rodados en su mayoría en Calgary y Montana) debido al gran aprovechamiento que se hace de la luz natural y a la utilización de lentes de gran ángulo. Esta es, en mi opinión, la principal baza de "El Renacido", aunque como veremos más adelante esto tiene una parte negativa.
Podríamos catalogar la película como una mezcla de survival y western, con la búsqueda de la venganza como tema principal. El guión no es excesivamente original ni complicado, pero tampoco necesita serlo en una película pensada para destacar más por la forma que por el fondo. Eso sí, se nos plantean unas cuantas situaciones en las habremos de dar un pequeño salto de fe para poder comulgar con ellas. Un claro ejemplo lo tenemos en cómo la lógica derivada de las duras condiciones metereológicas brilla por su ausencia. Pese a ello, no considero que esto sea un impedimento realmente importante a la hora de disfrutar de la película.
Pese al gran arranque, podemos decir que el ritmo de la película es irregular, con momentos muy intensos pero también con valles pausados que cortan un poco la inercia de la trama. No ayuda a mejorar esto la extensa duración del metraje, que se alarga hasta los 156 minutos.
Hay una cierta paradoja en el aspecto más destacable de "El Renacido", su fotografía. Sin duda es toda una experiencia ver tal despliegue de naturaleza en pantalla grande, pero acaba siendo un tanto contraproducente. Salvo alguna pequeña excepción, la totalidad de la película está rodada en exteriores y, aunque visualmente la película resulta portentosa, la continua exposición a los majestuosos parajes naturales termina provocando fatiga y saturación en el espectador, un efecto totalmente contrario al deseado.
Mucho se está alabando el trabajo de Leonardo DiCaprio, y la verdad es que su interpretación es totalmente remarcable debido a la gran exigencia física de su papel. El actor hace gala de su versatilidad en un registro totalmente diferente al de El lobo de Wall Street (2013). Siempre he tenido un pequeño problema con el rostro demasiado aniñado de DiCaprio, pero lo cierto es que parece que en sus últimos trabajos ha conseguido mostrar una apariencia más adulta que le aporta mucha credibilidad. Tom Hardy da muy bien el pego como antagonista, aunque he de decir que en algunos momentos me ha parecido un poco sobreactuado. Sobrios y muy convincentes me resultan las actuaciones tanto de Domhnall Gleeson (visto recientemente en Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza) como del joven Will Poulter (El corredor del laberinto).
En definitiva, estamos ante una producción en la que Alejandro G. Inárritu vuelve a hacer gala de su talento a la hora de ofrecer un tremendo derroche visual. Sin embargo, no cubrí mis altas expectativas ya que "El Renacido" se me ha hecho algo larga (cosa que no acusé tanto con Los odiosos ocho, de mayor minutaje) y me ha resultado un tanto vacía conceptualmente. Pese a ello, es una película que hay que ver. Por cierto, la secuencia con el oso es antológica.
Mi nota: 6,5