El uso de técnicas de estudio para mejorar el desempeño en la escuela o en la universidad es algo común entre los jóvenes y adolescentes que desean superarse de forma permanente. Unas de las técnicas más conocidas, pero menos comprendidas, es la del repaso. El repaso consiste en la relectura o revisión de material leído previamente a fines de asentarlo en la memoria de largo plazo. El método que utilicemos para efectuar este repaso determinará directamente la eficacia con la que, posteriormente, lograremos recuperar el material almacenado.
Hace más de cien años el psicólogo alemán Herman Ebbinghaus demostró en una serie de experimentos que la memoria está sujeta a una serie de ciclos de recuerdo y olvido. La mayoría de los problemas de memoria, de hecho, se producirían antes de que transcurra una hora entre la primera lectura y la posterior revisión. A las nueve horas se pierde más de la mitad de lo almacenado y en un mes hasta el ochenta por ciento.
Herman Ebbinghaus, en su momento, propuso un método de revisión consciente basado en el repaso. A diferencia de las técnicas de estudio utilizadas en la actualidad, este sistema para estimular la memoria está basado en la revisión consciente y periódica del material aprendido para reforzar las redes neuronales.
La tabla de revisión consciente propuesta por Herman Ebbinghaus considera un tiempo de estudio para cada sesión de unos 45 minutos. El primer repaso se debería hacer a los 10 minutos, el segundo al otro día, el tercero después de una semana, el cuarto al mes, y así sucesivamente (espaciando cada vez más el momento del repaso).
Para mejorar la efectividad de este sistema se recomienda como revisión consciente tomarse unos momentos para pensar y meditar sobre el material leído y resumirlo de forma interna en una frase o palabra.