Revista Cultura y Ocio
Todo comenzó con unas extrañas manchas en las manos y la cara, como de piel carbonizada. La temperatura corporal me había subido varios grados, pero no sentía dolor ni malestar alguno, sino más bien todo lo contrario; fortaleza, vigor, robustez adolescente. Los médicos no hallan la menor explicación. He ocultado algunas cosas. Nadie sabe de mi recién aprendida capacidad políglota. Me despierto cada noche recitando salmos en hebreo, latín y castellano antiguo. Mis sentidos se han agudizado y puedo ver lo que las águilas disciernen a cientos de metros de altura. Escucho cómo reptan los caracoles y cómo la hojarasca se va descomponiendo en el suelo poblado de musgo y flores muertas.
Algo ha cambiado. Algo está evolucionando dentro de mi ser. Yo lo llamo "el residente". Se ha apoderado de mi alma, de mi cuerpo y hasta de mis pensamientos. Hace meses que corté definitivamente toda relación con familiares y amigos. Mario no comprende por qué lehe abandonado después de cuatro años de feliz convivencia. Es el "residente" el que me indica que eso es lo correcto, que mi nueva vida reivindica grandes sacrificios en pos de una cruzada de mayores glorias. Me pregunto qué quiere de mí el "residente", qué pretende cuando se apodera de mi cuerpo y me transforma en un torbellino pasional que es incapaz de controlar un furor uterino. Me he vuelto codiciosa y caprichosa, envidiosa y vengativa. Apenas salgo de casa, encerrada entre cuatro paredes como un vampiro en su ataúd. Es parte del cambio necesario, un proceso de gestación. Cuando esté preparada saldré a conquistar el mundo. Es lo que dice el "residente", así me alecciona sobre mi sino.
Apenas salgo de casa, pero cuando lo hago soy un torbellino que todo lo anhela, todo se le antoja. Los hombres me desean cómo jamás me sucedió antes. Yo les utilizo para saciar mi apetito carnal. Les arrebato el alma con promesas que no pienso cumplir. Me siento poderosa y quiero todo cuanto puedan ofrecerme, pero siempre regreso a mi refugio en penumbras, sola, saciada al fin, preparándome para una gran devastación. Soy el detonador del caos y mis juguetes preferidos son esos hombres pacatos y superfluos a quienes utilizo como si fueran marionetas en manos de una hechicera. Pronto comenzará el génesis de mi nueva vida. Mi nombre es Selene y soy la elegida para sembrar de sombras y negrura el Edén prometido.
Ya casi ha amanecido y presiento que el inicio de mi nueva vida está cada vez más cerca. Mis ojos son ahora de una tonalidad imposible similar a la plata. Mi cabello, antes rubio, se ha transformado en una deslumbrante melena lacia del color de la nieve recién caída. Soy hermosa, esbelta y curvilínea. Mis caderas anchas y mi busto grávido y turgente. Me siento como el gusano que espera su momento para salir de la crisálida. Queda poco, ya estoy lista, preparada para mi primera gran batalla contra la humanidad. Ya no soy humana, no sé lo que soy. Soy el producto gestado por el "residente" y si alguna vez fui mujer anodina, amante de un empresario gallego tan irrelevante como una pradera baldía, de aquella etapa perdida y lejana no queda nada. El "residente" me habla y me grita que tengo que ser fiel, que ahora mi alma es de él. Allá voy, estoy lista. Comienza mi singladura por lossenderos escabrosos de mi funesto destino.