"¿Y cómo podré llegar hasta allí?", preguntaba Dorothy. "Sigue el camino de baldosas amarillas..." (El mago de Oz)
Hace unas semanas estuvimos comiendo en el Restaurante La Rebotica de Cariñena. Conocía el sitio por referencias e iba subjetivizado pero aun así me sorprendió el lugar: se trata de una antigua farmacia (rebotica) donde hace 25 años se fundó un restaurante que ha pasado a manos de una de la hija de los dueños.
Se encuentra situado en el mismo centro de la localidad aragonesa de Cariñena y lo primero que sorprende es el aspecto tradicional del edificio donde se encuentra y una entrada con un logotipo que representa una barrica con hojas de parra y la frase
"Con pan, queso y vino se hace mejor el camino"
Una vez dentro una entrada a modo de recepción con un espacio dedicado al vino y elementos etnológicos del antiguo uso como farmacia del edificio. Tras pasar esa entrada nos encontramos con una gran sala con mesas y diversas habitaciones con reservados. Nos llevaron a uno de éstos y desde luego es otra forma de disfrutar, porque al no tener gente alrededor, al menos en el plano visual, uno se siente "como en casa". Si tuviera que elegir adjetivos a esta primera impresión sería agradable y acogedor.
Nos dejamos aconsejar por la dueña sobre la comida y nos dejamos llevar confiando en su criterio, podría decir que la comida no es ni tradicional ni moderna o es ambas cosas a la vez, pero el elemento diferenciador es trabajar siempre con productos con Denominación de Origen y de la tierra, lo que se convierte en una inmersión en la gastronomía de la región. Queso, hogaza de pan, un flan de foié con setas y manzana, una crema de patata con borraja, un bacalao espectacular y una carne con una salsa muy especial con toques de chocolate blanco y todo ello finalizado en un queso con frutos secos y un brownie de chocolate que te deja sin palabras.
Además todo ello aderezado por vino recomendado: comenzamos con Urdezo, un chardonay que ya conocía y me fascina, seguido por un auténtico descubrimiento como es un vino del desierto de los Monegros (el blanco Duna y el tinto Sed) hasta finalizar con Quinta Mazuela, un vino de la D.O. Cariñena de 2009 con una gran potencia y sabor. Una sinfonía de blancos y tintos con los que maridar a nuestro gusto la comida.
Pero un edificio sin contenido no es más que eso, un edificio, algo inerte. Cuando cobra vida es cuando hay una historia detrás y personas que le dan esa vida y en el edificio hay cuatro mujeres que le dan calidez a las estancias, que no dejan de sonreir, de preguntar, apareciendo en el momento justo de la conversación como para atendernos sin interrumpirnos y eso ya de por sí es un arte. Y es que el hecho de que lo lleven mujeres se nota, y me da igual si el comentario es políticamente incorrecto o no respeta las cuotas, es lo que es, tienen una sensibilidad especial. Además ahora que está de moda el ser emprendedor estamos ante cuatro mujeres en el medio rural sacando adelante un negocio, digno de admiración...
Es verdad que la fama de La Rebotica les precedía, no quisimos hacer demasiadas fotos para disfrutar de la comida pero si que colgamos unas pocas en redes y aparecieron comentarios como " Yo lo visité hace 5 años y el trato, amabilidad, comida, etc... fueron exquisitos" de Oskar García, "Me flipa ese sitio" de Santiago Colomo, "Esa salsa está de muerte verdad?" de Blanca Cros, por no hablar de la magnífica reputación del restaurante, con sus reseñas en Tripadvisor y Google Plus que le destacan en su entorno. Además de ello una magnífica gestión de las redes sociales respondiendo con rapidez a nuestras fotos y comentarios.
Los compañeros de Dorothy eran lo que hoy en día denominaríamos con un anglicismo "outsiders", seres que no encajan en los patrones de una sociedad conservadora y aburrida en ocasiones como la nuestra. Lo que no saben esas personas es que son las que hacen que esto funcione aunque muchas veces se sientan como el lobo estepario de Herman Hesse. Me encanta la gente diferente "Ellos se ríen de mi porque soy diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales", decía Kurt Cobain, un "whitetrash" que acabó uniéndose al Club de los 27 con otros grandes.
Un espantapájaros sin inteligencia, un león sin coraje y un hombre de hojalata sin corazón y precisamente esos adjetivos son los que muestran las personas que trabajan en este restaurante: inteligencia para cerrar por las noches antes que perder dinero y aparentar otra cosa, coraje para tener un negocio de restauración en una zona que se considera "de paso" donde hay que ir adrede a buscarlo y corazón para transmitir las emociones de una historia familiar y personal.
Decía Clara en una foto de Instagram sobre nuestro encuentro
"Hoy he visto miradas, sonrisas. Palabras de las que aprender y emprender. Momentos en los que sacar lo positivo es lo esencial y que te hacen luchar para encontrar el camino de las baldosas amarillas".
El libro del mago de Oz tiene algo de mágico, de lisérgico, de embriagador y psicodélico y como en todas las historias mágicas algo pasó, ¿alguna vez os ha pasado que algo hace click dentro de vosotros? Pues entre vino, miradas y sonrisas sucedió, una vez hemos empezado a andar no hay vuelta atrás, aunque sea un reino de fantasía siempre es mejor eso que la realidad gris por la que algunos hemos pasado, me quedo con los colores, mientras avanzamos con templanza La Rebotica es una buena parada en este camino de baldosas amarillas...