Esta semana contamos con la participación de Adelina GN. Se ha inspirado en la obra "¡Inclusero!", de Rafael de la Torre y Estefanía. Y ahora, disfrutad.
EN UN SEGUNDO PLANO
Adelina GN
Vamos con sutileza a interpretar la escena que visualizamos si levantamos la mirada de la lectura y nos recreamos en la pintura.
Imaginar es fácil, coincidir con los datos resultará muy útil para el resultado positivo de un relato, no menos dramático que glosar matices. Comento la obra de arte, uniendo características y expresiones. Podremos bajo la libertad y sin presión, tener argumentos para poder ahora leer y teatralizar su contenido visual.
En ella vemos dos mujeres, dos hombres y un infante. Al contrario que los otros personajes él no necesariamente tendría que limpiar su conciencia.
Observo detenidamente, en un segundo plano, de modo discreto y sin exponer mucho mis ideas, me fijo en los señores aristócratas que seguramente tienen y mucho que ver con el completo escenario que acompañan sus habladurías al cuello de su camisa. Sin que nadie les escuche, en ese vagón que acompaña al futuro a unos pasajeros que quieren olvidar un presente. Porque el pasado ya está vivido y no tiene marcha atrás.
La joven mamá sin duda, y con su bebé en brazos, remedia esa pena de anteriores fallidas maternidades. Alimentando a su niño con su propia leche desea ver a su hijo crecer y convertirse en un gran hombre.
Pero, me quedo con la joven, con la muchacha adolescente que se mete inocentemente el dedo en la boca. Mientras le da vueltas a sus pensamientos e intenta olvidar aquella noche en la que fue ultrajada.
Tal vez fue la necesidad, la pobreza, la que la obligaron a vender su cuerpo para aliviar el apuro alimenticio de su familia.
De cualquier modo, mirando y analizando, pienso en la complicidad de los caballeros de sombrero en sus testas, en la joven madre y en la zagala descontenta de su paso por la habitación del hostal donde trabajó aquella noche.
Y me voy diciendo, ¿todo formará un conjunto? Será la amalgama de un todo, un puñado de consecuencias, igual que lo recogido en ese hatillo sobre las piernas de la joven. Igual que en las anteriores ocasiones y en siglos diferentes, los cuadros pintados por otros artistas, escenificaron la obra con otros personajes y a la par casi quisieron decir lo mismo de ellos.
Queremos ir un poco más lejos...
Yo en este segundo plano que la perspectiva me ofrece, admiro esa viva estampa del remordimiento, de la conciencia poco serena que el todo de la obra nos ofrece.
Cualquiera en un momento dado se detiene a pensar y a recapacitar sobre lo que ha hecho.
Y ellos lo están haciendo, llevan y evocan situaciones anteriores vividas desde la libertad que pretendemos tener.
Concienciación de las buenas intenciones, del grupo de trabajo emocional que no perdonan ni a su propia moralidad.
Ego de un exceso de autoestima que inundará su vida hasta ahogarla, pues a sus caras no asoma una alegría que no haya sido pagada.
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