Revista Cultura y Ocio

El reto de la semana: ¡Perdonar nos manda Dios!

Publicado el 04 abril 2021 por Ana Escudero @_AnaEscudero
El reto de la semana: ¡Perdonar nos manda Dios!

El reto de esta semana estaba basado en el cuadro ¡Perdonar nos manda Dios! de Luis García Sanpedro.
Y ahora os dejo con este relato de Adelina GN.

-¿La miraste a la cara? Cipriano, no la debiste juzgar sin antes dejar que se explicase. Julia, tu hija, a buen seguro tendría muchas cosas que contar después de esos dos años largos en los que ha faltado de casa.
-¡Seguro qué sí! Pero no debo de dejar que en mi casa, nadie se salte a la torera las normas que yo como buen amo y señor decreto.
-Bueno, hombre, tampoco debes de ser tan autoritario, debes pensar que en este siglo esas cosas se solucionan de otro modo. No se destierra del hogar a un hijo por equivocarse, te puedo asegurar que se utilizan otros medios.
-Usted señora escritora, puede decir misa como el cura, y darme un sermón a la vez que escribe, pero yo procederé del modo que me plazca que ya ando hasta la coronilla por no decir otra cosa.
-Vale, no te enojes conmigo que yo tan solo recibo órdenes, que Luis García Sampedro os pintó en tan conflictiva escena, a la que llamó "¡Perdonar nos manda Dios!" y donde se aprecia el apuro de tu hija pidiéndote perdón. Debes ser más benevolente con ella, hasta el cura te reprime por tu falta de empatía con ella. Y delante de todos no deberías, insisto, no debes alzar la mano a alguien que viene sumiso a rendirse por sus faltas.
--Yo soy Cipriano! El tabernero, el mismo que despacha de su taberna a indeseables que osan mancillar el nombre de mi familia, y ella se marchó con él y sin mi permiso. Parió sola, pues ahora que la crie sola. Nadie me llamará abuelo, nadie que no tenga mi autorización, y esa mocosa no la tiene.
-La verdad que es bien bonita, tiene ese hoyuelo que tenéis los Zamorano. Si te dignaras a mirar esos ojitos que te miran con lástima, no serías capaz de hacer lo que estás haciendo con su madre. ¡Su madre que es tu hija, Cipriano, tu hija!
- No puedo, señora escritora, no puedo dar la imagen que nadie cree de mí o luego no me respetarán. Lo sé, veo las risas en las caras de mis clientes, unos borrachos, algunos, que cuando se calientan con el tinto, hablan hasta de su madre, señora.
-¿Ese es el motivo, verdad? Pues no te respetarán más si ven la injusticia que quieres llevar a cabo con tu hija Julia y Julieta, tu nieta. Es sangre de tu sangre, un ángel que no tiene culpa de las locuras que hicieron los adultos por amor. Debes ser honesto contigo, y pregúntate: ¿Quiero despreciar a mi familia? ¿Deseo que mi hija vuelva a irse? O por el contrario ¿acepto darle el perdón que me pide? Ella pide tu generosidad por su error, no la eches de su hogar, tiende tu mano y dale clemencia, se la merece, escúchala, pero antes mira sus ojos, tienen verdad...
-No imites a su abuelo, no cometas el error que el padre de su madre, tu mujer, cometió cuando tú la preñaste de tu hija Julia, la misma que ahora te pide con clemencia, que la perdones.

Reflexión
Debemos ser complacientes con quien pide perdón, quien necesita rectificar, pero también quiere y pide nuestra ayuda. Cipriano, debió mirar antes su dedo y limpiarlo antes de señalar.
Es imprescindible que miremos en nuestro interior y al igual que Julia, responsabilizarnos de lo que hicimos, hacemos o haremos. Y siempre que sea preciso pedir perdón igual que ella lo hizo, presentando a Julieta a su abuelo.

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