La mezcla de significativas pinturas con los objetos e instrumentos del Museo de la Astronomía y la Técnica, que ocupa el bello Palacio de la Orangerie de Kassel, nos permiten disfrutar de un retrato que sintetiza admirablemente toda una época convulsa.
En el Renacimiento se juntan lo nuevo y lo viejo, la ciencia y la superchería, la religión tolerante y el fanatismo, para mostrar todas sus contradicciones y su vital dinamismo.
El matemático, astrónomo, astrólogo y teólogo Nikolaus Prugener (1494-1554) es un arquetipo de su tiempo. Se inicia como monje agustino para incorporase activamente a la reforma. Estudia matemáticas, debate sobre teología, observa los cielos y cree en la influencia astral. Las ciudades de Mulhouse, Estrasburgo o Maguncia son algunos de los lugares con acalorados debates entre reformistas en los que participara el apasionado teólogo. Terminará sus días en Tubinga como profesor de astronomía.
El retrato de Prugner no se limita a mostrar una leyenda saturnal abajo y una esfera armilar arriba. Lo más significativo es la daga con las siete estrellas errantes, que a su vez son los símbolos de los elementos químicos. Completando las contradicciones: un precursor del pacifismo anabaptista va armado.