Revista Opinión
Mirando hacia atrás, pero no para tomar impulso e intentar avanzar, progresar adecuadamente, no, no es el caso, ni mucho menos.
Miro hacia atrás, digamos que cuatro años atrás y viendo lo que hemos 'conseguido' como ciudadanos de a pie, la gente que aportamos silenciosamente el discurrir progresivo de la vida corriente y moliente.
Pero he mirado atrás y he constatado que nuestro bienestar ha retrocedido progresivamente.
No hemos mejorado, aunque ahora se empeñen algunos políticos en pintarnos una realidad que sabemos no es real.
No voy aburrir con datos, aunque sean oficiales. Cualquiera puede comprobar 'sus datos'.
No obstante situémonos a finales de 2011 y ahora en el 2015 y prácticamente en los temas de Sanidad, Educación y Discapacidad, los datos comparados entre esas dos fechas a mí me dan escalofríos. Por eso digo que tenemos un retroceso progresivo.
Cualquiera me puede decir que soy negativo. Negativo es todo lo que nos a acontecido en estos cuatro años pasados.
Durante esos años los casos de corrupción (unos 1.700 expedientes abiertos) suman una cantidad de dinero verdaderamente con cifras de escándalo y ahora me pregunto:
¿Qué ha ocurrido que de repente han desaparecido por arte de magia los casos, como se fuera un azucarillo en un café para todos?
Efectivamente creo que el retroceso progresa.