Revista Opinión

El rey abdica. ¡Queremos primarias!

Publicado el 02 junio 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

El rey Juan Carlos se va. Adiós, buen viaje. Nos toca sufrir durante un tiempo, esperemos que no largo, toda serie de mensajes de agradecimientos, de piropos, de peloteos. Y es que ya saben que aquí le debemos casi todo al rey, incluso nuestra afición a la caza mayor.

Pues bien, parece que se va la última persona puesta a dedo por Franco. Ahora pretenden que continúe esa tradición tan moderna y democrática como es la herencia, vía sangre azul. O sea que nos quieren colocar por artículo treinta y tres al hijo del rey, Felipe, como Jefe del Estado por el mero hecho de ser hijo de. Algo parecido a lo de Paquirrín o Terelu. Y es que no estamos muy distantes de un novelón rosa.

Es un momento para hacerse preguntas importantes. Por ejemplo, ¿por qué se produce este cambio en este momento? Entiendo que se reúnen varios factores. Por el desprestigio del propio rey –que sigue suspenso en la valoración de los españoles-- además del de las otras instituciones democráticas, entre ellas la Casa Real, y de los políticos profesionales. Todo ello les ha llevado a pensar que el simple cambio de ficha –del rey a su hijo— en la jefatura del Estado podría tomarse como una regeneración de las instituciones.

caricatura principe Felipe y rey Juan Carlos

Y se hace en este momento porque, de una parte, los resultados de las elecciones europeas hacen ver que los partidos republicanos (no me refiero al PSOE, aunque muchos socialistas presumen de ello y sin embargo dan su apoyo constante a la monarquía) han obtenido un gran avance. Además, es un periodo muy conveniente, puesto que en este mes habrá terminado todo el proceso, y más adelante, en Julio y Agosto, no es momento de críticas, por lo que piensan que a la vuelta del verano, la jefatura del Estado estará consolidada de nuevo. Pueden ser lo que sean pero no son tontos, no dan puntada sin hilo.

Es fácil saber qué es lo que va a ocurrir, cuando el PP cuenta con la mayoría absoluta en el Congreso y el PSOE demostrará de nuevo su “republicanismo” apoyando al nuevo rey, sin ambages.

Pero, desde aquí, me gustaría decir qué es lo que tendría que suceder. Y hay que empezar diciendo que no se pueden tomar decisiones importantes –y ésta lo es— sin que el pueblo participe. Porque, por ejemplo, vivimos un momento en el que, debido a la crisis de los grandes partidos políticos y del PSOE en particular, son muchos los que piden primarias abiertas –yo también estoy de acuerdo—, y si se pide que los responsables de los partidos políticos o los candidatos sean elegidos por primarias abiertas, ¿por qué no se hace también con la Monarquía? Y en vez de que sea esa casta política la que decida, que sean los ciudadanos, los españoles, los que acuerden cuál ha de ser la forma de Estado y quién debe encarnar su jefatura.

Pongamos un ejemplo. Carme Chacón se ha apartado de presentarse a la secretaría general del PSOE porque se deberían haber hecho primarias abiertas primero. Pues bien, ¿alguien cree que esta misma persona o los que están defendiendo esa postura van a decir lo mismo de la elección del Jefe del Estado? Me temo lo peor. Porque cuando se habla del rey o de la Casa Real, desde las demás instituciones no se razona, como hacen los hooligans de un equipo de fútbol cuando se se trata de defender irracionalmente a su equipo.

Lo lógico es que hubiera primarias abiertas. Lo que es su equivalente, o sea que se pudiera elegir entre más de una opción, en este caso entre Monarquía y República, por todos los españoles. Decía la Sra. Chacón –con la que yo estoy de acuerdo en el método, también para todos los partidos-- que es preferible elegir al candidato del PSOE entre todos los progresistas y no sólo entre los militantes de su partido. Pues eso, ¿por qué no nos dejan elegir la Jefatura del Estado y luego –si procede—al Jefe del Estado entre todos, o sea, por medio de un referéndum? Y sobre todo, si están tan seguros, como parece que lo están, de que entre los españoles los monárquicos son mayoría, convocando y ganando este referéndum, nos dejaría a los republicanos sin nuestra mayor reivindicación y, lo más importante, avalaría la figura democrática del Jefe del Estado.

Pero claro, dirán que ahora no es el momento, que hay otras prioridades, que es una tontería porque se sabe el resultado, etc. etc. Ahora bien, todos estos que defienden la Monarquía seguirán permitiendo que la transparencia sea casi nula, que las acciones del Jefe del Estado sean oscuras y no se expliquen, que no se rindan cuentas, que siga el rey siendo inviolable, que los miembros importantes de la Casa Real sean aforados, etc. etc.

Es evidente que lo que quieren es que aceptemos la sucesión, vía sangre azul, como algo natural y divino, porque los reyes son ‘buenos’, y sobre todo porque sienten urticaria cuando hay votaciones y son los ciudadanos quienes deciden. Ellos, eso que últimamente se conoce como la Casta, tienen la obligación de perpetuarse en el poder y ya saben: Al enemigo, ni agua.

Salud y República (hoy más que nunca)

P.D. Si usted, lector, está de acuerdo en que hay cuestiones como ésta que debemos decidir entre todos, puede votar aquí.


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