Revista Educación

El rey destronado: cuando llega un hermanito

Por Nebula
Los celos son una respuesta emocional que surge cuando alguien percibe una amenaza hacia algo que considera propio.

En el caso de los niños, papá y mamá son de su propiedad, le pertenecen. Es normal, por tanto, sentirse amenazados por la llegada de un hermanito, siendo, además, una personita que, de repente, requiere de toda la atención posible. Este tipo de celos se conoce como Celos de Confraternidad.

Compartir no es fácil, hasta el momento, estando solo en casa, no ha existido la necesidad de "repartir" el cariño, toda la atención, los cuidados, han sido exclusivos para "El Rey de la casa" y ahora ¿qué? "¿Tengo que dejar que ese renacuajo que no conozco reclame todo el amor de mamá? ¿Tengo que callarme mientras mi papá lo acuna y no me hace caso?". Llega un hermano y ¡ZAS! todo cambia.


¿CÓMO PUEDO RECONOCER LOS CELOS?
EL REY DESTRONADO: CUANDO LLEGA UN HERMANITO

A pesar de lo que podemos creer, los celos no se presentan siempre de forma explícita, por lo que encontraremos diversas formas en que los niños demuestren el miedo a perder todo aquello que tenían antes de la llegada del nuevo miembro a la familia. Por ejemplo:

- Muestras exageradas de cariño hacia el bebé. El niño quiere cuidar de su hermano, tenerlo en brazos a todas horas, hacerse él cargo de todo.

- Regresiones. El niño actúa diferente. En ocasiones, pierde el control de esfínteres que ya tenía superado, puede querer dormir en la cama de papá y mamá, aunque ya hace tiempo que duerme solo, habla como un bebé, gatea, intenta sentarse en el portabebés...

- Rabietas, mal humor. De repente y sin motivo aparente, el niño está de mal humor, se enfada constantemente e incluso tiene fuertes rabietas. Llora desconsolado y puede que niegue el contacto con su madre o padre.


¿QUÉ HAGO?
- Mantente siempre tranquila/o. Tienes que pensar que es una situación pasajera, por tanto, respira profundamente y no le des excesiva importancia. 
- No le riñas. Explícale la situación en un momento en el que el niño esté receptivo. Recuerda que obtendremos mejor atención si nos encontramos a la altura del niño. Agáchate y mírale a los ojos.

- Si es posible, déjale que participe en los cuidados de su hermanito.

- Encuentra momentos en los que dedicarle tiempo. Recuerda que la calidad es mejor que la cantidad.

- Expresa tus sentimientos con sinceridad y ofrécele la oportunidad de que explique cómo se siente.

Y sobre todo...TIEMPO AL TIEMPO. Los niños, como cualquiera, necesitan adaptarse a los cambios, encontrar su lugar.
Si les damos mucho amor, paciencia y libertad, ellos mismos conseguirán auto-regular sus sentimientos y encontrarán la manera de integrar a su hermano en sus vidas. 

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