Esta semana nuestro Jefe del Estado ha tenido faena. Como quiera que hace tiempo que no hacía alarde de su poder, ha decidido practicar, para evitar que se oxiden esas normas primitivas que tanto le gustan a la monarquía. Unas leyes que, incomprensiblemente, perduran en el siglo XXI. Las que convierten a los reyes en hacedores de la aristocracia.
Y sacando a pasear su poder, Juanca I ha nombrado marqueses a cuatro personalidades. Cuatro transfusiones de sangre azul, que confirman un rito irracional y ancestral, que han convertido a cuatro simples mortales en cuatro marqueses de tomo y lomo.
Para que luego digan que esta familia no trabaja. Como si fabricar marqueses fuera fácil y no requiriera esfuerzos. Y luego dirán. Ellos impregnando de magia a su pueblo y regalando títulos hereditarios por doquier, y el pueblo llano criticándoles y haciendo de las suyas.
Fíjense, lo que les ha ocurrido esta semana por culpa de una huelga que les han montado sus sirvientes. Ríanse un poco, que es fin de semana, con este sketch del programa Polonia (lo he visto aquí)
