Revista Salud y Bienestar

El riesgo de sufrir depresión es mayor para la mujer que para el hombre, según los expertos

Por Fat
El riesgo de sufrir depresión es mayor para la mujer que para el hombre, según los expertos
La depresión es una enfermedad que afecta el doble a la población femenina que a la masculina y en la que entran en juego factores hormonales, genéticos, psicológicos, sociales y culturales. Para abordar este tema, desde el punto de vista de la Psiquiatría y la Atención Primaria, la doctora Rosa Catalán, profesora asociada médica del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y coordinadora de Calidad y Seguridad Clínica del Instituto Clínico de Neurociencias del Hospital Clínico de Barcelona, y la doctora Elena Villalva, médico de familia del Área III de Madrid y miembro del Grupo de Salud Mental y de Sexología de SEMERGEN, han analizado estas cuestiones ante los medios de comunicación en un acto organizado por la farmacéutica Lundbeck. En este sentido, según la Dra. Catalán, “con pocas excepciones la tasa de prevalencia, incidencia y cronicidad para trastornos depresivos se duplica en la mujer frente al hombre. Estas diferencias de género se inician en la pubertad y persisten durante toda la vida, mientras que ya se observan diferencias en las tasas de ansiedad en la infancia”.
Todas las etapas fisiológicas por las que pasa la mujer durante su desarrollo-menarquia, embarazo, parto y postparto, perimenopausia y menopausia- son momentos críticos para desarrollar esta enfermedad, tal y como ha destacado la Dr. Catalán, de hecho en España la edad de mayor incidencia de los trastornos del ánimo en la mujer se sitúa entre los 30-34 años y la edad media de inicio se encuentra al final de los 20 años y al cumplir los 40. La Dra. Catalán ha señalado también otro factor clave a la hora de desarrollar estos trastornos de ánimo y es la existencia de violencia sexual en la infancia. Estas diferencias pueden ser en parte debidas a causas socioculturales, según subraya la OMS, y tienen gran trascendencia para explicar los condicionamientos de género y los factores económicos, pero obedecen también a factores biológicos y psicológicos.
A este respecto, “la explicación más plausible para las diferencias entre sexos es una combinación de factores neuroendocrinos y biológicos, en concreto el incremento en la reactividad al estrés y la fluctuación de hormonas sexuales en las mujeres”, afirma la Dra. Catalán.Los principales trastornos asociados a la depresión en la mujer está el trastorno de ansiedad generalizada, los trastornos somatomorfos, los de conducta alimentaria (especialmente la anorexia nerviosa) y el abuso de tóxicos (alcohol, drogas y fármacos). En 2020 los trastornos depresivos unipolares serán la primera causa de discapacidad en el mundo, no en vano, estudios han demostrado que “los trastornos depresivos incrementan las tasas de enfermedades médicas”, según ha comentado la Dra. Catalán.
Por su parte, la Dra. Elena Villalva ha hecho referencia a las graves consecuencias económicas que se derivan de esta enfermedad y es que “en España el gasto en 2008 ha sido de 2.005 millones de euros y en Europa de seis billones de euros”. El diagnóstico de los trastornos del ánimo es clínico, es decir, se realiza en base a una agrupación de síntomas y según la Dra. Elena Villalva, “hay una serie de criterios diagnósticos bien definidos, pero estos no suelen encontrarse tan claramente en la consulta por lo que es importante conocer a la paciente previamente para poder objetivar los cambios patológicos y ver hasta qué punto el cuadro representa una fractura en su proyecto vital”. Se considera que en los trastornos depresivos se encuentran tres síntomas nucleares: desesperanza generalizada o tristeza enfermiza, falta de energía e incapacidad para disfrutar de lo que antes sí se disfrutaba.
Sin embargo, en la consulta del médico de familia es más común encontrar síntomas vagos entre los que suele estar incluido un cierto grado de ansiedad y, además, quejas somáticas (dolores de cabeza, de espalda, articulares). También son muy frecuentes las quejas relacionadas con el sueño, la sexualidad y con la capacidad de atención.La ansiedad suele ser un motivo común de consulta mucho más que el trastorno del ánimo en sí. “Parece que la estigmatización de los trastornos depresivos es mayor que la de la ansiedad, aunque en muchos casos subyace el trastorno depresivo que debe buscarse de forma proactiva”, cree la Dra. Villalva, quien también asegura que “cada vez acuden más chicas jóvenes o muy jóvenes solicitando ayuda por trastornos afectivos y ansiedad”.
La depresión es una enfermedad con un alto índice de infradiagnóstico y, por tanto, de infratratamiento. Actualmente, a pesar de que se dispone de tratamientos efectivos, sólo un 10 por ciento de los pacientes con depresión recibe un tratamiento farmacológico o psicoterapéutico óptimo. Entre las razones se encuentran diversos factores, como que un porcentaje elevado de enfermos no acude a consulta bien por no percibir su malestar como enfermedad o por la apatía y el descuido que suele acompañarla y también es frecuente la comorbilidad con otras patologías crónicas a los que se les da más importancia despreciando el trastorno del ánimo (cáncer, enfermedades reumáticas…). Tal y como ha manifestado la Dra. Villalva, “la depresión ha de tratarse como una enfermedad crónica debido a su alta tasa de recurrencias, al igual que se trata la diabetes, la hipertensión o la hipercolesterolemia”. A lo que ha añadido que “los casos de pacientes orgánicos -con cáncer, hipertensión, diabetes, cardiopatías- se complican hasta en un 65% si aparecen trastornos depresivos”.
La depresión es una enfermedad estigmatizada aún, de difícil detección y abordaje ya que como ha comentado la Dra. Villalva “el 20 por ciento de los casos los trastornos depresivos están enmascarados bajo síntomas somáticos”. En cuanto al tratamiento, la Dra. Catalán ha asegurado que “si no se trata bien el primer episodio de trastorno de ánimo, el riesgo de recaída es del 50 por ciento" y ambas doctoras han coincidido en que la causa más común de abandono del tratamiento es la preocupación por los efectos secundarios, para lo que han insistido en la existencia de tratamientos seguros.
**Publicado en "El Médico Interactivo"

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