He asistido a un seminario en la Universidad Carlos III. El tema era: Derecho y Memoria Histórica. Han sido tres días apasionantes. Desde luego, es obligado dar las gracias a los organizadores, en especial al coordinador, Rafa Escudero y también a todo el equipo.
Para describiros un poco el contexto os diré que la sala era de unas ciento veinte personas y en todas las sesiones se encontraba llena o casi llena. El público asistente se mostró, como los ponentes claramente en contra de la ley actual y a favor de una reivindicación de una verdadera recuperación de la Memoria Histórica.
Los intervinientes, unos veinticinco, fueron catedráticos, profesores, expertos, jueces, historiadores, forenses, etc. Algunos de ellos provenientes de fuera de España.
Os quería describir la convergencia que se dio en la necesidad de acometer una verdadera ley de la Memoria Histórica, – que nos lleve a una normalidad como ha ocurrido en otros países, como Alemania e Italia, también en Chile, Argentina o Uruguay--, basada en los principios de Verdad, Memoria, Justicia y Reparación.
Por hacer un resumen rápido, os comento las cuestiones sobre las que se dio un consenso total:
- La convicción de que la ley de amnistía de 1977 es una ley política que va en contra del derecho, por dos razones, una, porque los acuerdos internacionales están por encima de las leyes locales –España firmó meses antes de aprobar la ley de Amnistía, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticas donde invalida las amnistías-- y otra, por la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad.
- La Constitución ratifica la prohibición de esa ley de Amnistía en su artículo 10.2 que dice: “Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y Acuerdos Internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.
- Apoyo unánime al juez Garzón, que como sabéis está pasando un momento difícil en aras de una venganza de un par de jueces –que se dicen progresista y la colaboración de otros, algunos pertenecientes al Tribunal Supremo-- que apoyan una denuncia de tres organizaciones franquistas, por el hecho de ser el juez que ha querido avivar la llama de la Memoria Histórica.
Pero, siendo esto importante es necesario explicar que lo más destacado para los oyentes fue recibir una información rigurosa, como corresponde a un acto académico, pero sin quitar un ápice de emoción en este tema tan sensible.
Jueces como Ramón Sáez, Amaya Olivas o José Antonio Martín Pallín, el profesor forense Francisco Etxeberria, líderes de Asociaciones para la Memoria, como Emilio Silva o Jose Äntonio Moreno, historiadores de la talla de los catedráticos Julián Casanova o Josefina Cuesta, filósofos como Manuel Cruz o Nora Rabotnikof, y los demás intervinientes supieron templar el diapasón y desde el máximo rigor académico hacernos llegar, con emoción, su mensaje. La Memoria Histórica es algo a lo que tenemos derecho, nadie puede privarnos de una parte de la historia, aunque los herederos de los vencedores se empeñen en querer echar más tierra encima de las víctimas. Nadie puede evitar que con rigor y emoción reivindiquemos un tratamiento como el que merece nuestra Memoria Histórica.
Para terminar, os comentaré que existe una borrador de un proyecto de Iniciativa Legislativa Popular que ha elaborado el profesor Miguel Ángel Rodríguez Arias que cuenta con el consenso de grandes juristas y de las asociaciones de víctimas de la Memoria Histórica. Una verdadera ley que debería desbancar a la actual, imprecisa, ambigua, corta y de difícil aplicación. Aquí la podéis encontrar.
Salud y República