Dos ríos soñaban con llegar al mar. A lo largo de su sonoro recorrido el río Titico murmulló:_ ¡Veo una montaña muy alta que nos impedirá el paso!
Una vez en el mar, el río Euris fue muy feliz a diferencia del río Titico, que por miedo a la alta montaña se estancó en una laguna y se pudrieron sus aguas.Autora: María AbreuEl que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. (Juan 7:38)