El trafico de niños, algo que hasta hace relativamente poco nos parecía, mejor dicho me parecía lejano. Las abuelas argentinas y chilenas le dieron visibilidad, reclamando a aquellas criaturas arrancadas de las manos de sus madres torturadas y entregadas a las nuevas familias.
El juez Garzón, puso en negro sobre blanco, documentó casos parecidos, sino iguales, en España durante la guerra civil y la post-guerra..
El esquema parecido, mujer presa, embarazada o con criatura pequeña a la que sus carceleros, en muchos casos carceleras, les arrebataban a los pequeños para dárselos a familias de los vencedores. Ideologicamente justificado como una forma de “salvar” las almas de aquellos niños y niñas, que de otra forma, acabarían ardiendo en los infiernos.
El drama a mi me ha parecido terrible, quizás una de las formas mas desgarradoras de “limpieza ideologica”.
No hace demasiado aparecieron, y cada día se suman nuevos casos, denuncias de robo de recién nacidos en clínicas después de los partos. Y los actores se vuelven a repetir, familia o mejor dicho mujer, casi siempre vulnerables en razón de su condición social, entre los delincuentes una trama de matronas, médicos, y no muy lejos, la monja, “la hermanita”, el funcionario corrupto..
Algunos se apresuraron a decir que eran casos diferentes, que en unos prevalecia la ideología como raíz del robo, mientras que en los casos mas recientes, casi de ayer, las motivaciones eran económicas.
No se, en el fondo creo que en unos y en los otros , el esquema de valores es idéntico, el desprecio a la mujer. En unos y otros las razones de “caridad” no andan lejos. Las sacristías, las hermanitas-enfermeras, los confesionarios, se habrían podido convertir en oficinas gestoras. Una diferencia, en los casos de las posguerra, las criaturas podrían ser consideradas como trofeos de caza y no había dinero por medio (¿), en los casos mas recientes, y repito, de ayer, si.