Mucho ha llovido desde que en los años 80 naciera un movimiento cultural y musical conocido como “La Movida”. Artistas de todas las áreas se sumaron a este movimiento que era casi como un modo de vida. Desde el director manchego de cine Pedro Almodóvar, a cantante de la talla de Alaska o Loquillo.
Se estaba gestando la historia del rock español, tendencia que, ya en los 90, se diversificaría a otros subgéneros. Desde el pop-rock al rock más experimental. Era la época de Los Planetas y Hombres G. Momentos que dejaron lo que, hoy en día, ya casi se consideran himnos como el “A quién le importa” de Alaska.
Lo cierto es que era una época convulsa en la que las letras de la música servían para hacer duras radiografías de la realidad de la sociedad española por aquel entonces. Desde ese momento, se adoptó la costumbre de denunciar determinadas situaciones a través de la música. Costumbre que hoy se mantiene y que cantautores de la talla de Quique González o Joaquín Sabina siguen practicando con gran destreza. Y es que hace ya un tiempo se gestó un movimiento, estaba naciendo el verdadero rock español. Un arte que servía para expresar un modo de pensar, un estilo de vida.
El cantante Loquillo
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