por Óscar Muñoz
Graham Bond
El origen del Jazz Rock proviene de músicos del soul jazz con influencia rhythm and blues, como los norteamericanos Grant Green o Jimmy Smith y los británicos Graham Bond o John McLaughlin. Ellos se vieron forzados a usar instrumentos electrónicos ya que los acústicos estaban reservados a los músicos de jazz más viejos. Es probable que los primeros músicos de jazz que mezclaron el rock de los 60´s con el jazz hayan sido los norteamericanos Larry Coryell y Jeremy Steig y los británicos de la banda Soft Machine.
En tanto, algunas bandas de rock, como Cream o The Jimmi Hendrix Experience hicieron fama con sus largas improvisaciones basadas en el blues, el rock psicodélico y algo de jazz. Nadie negaría que todos ellos tuvieron una profunda influencia de Miles Davis, que llamó la atención con el Jazz Rock a través de su disco Bitches Brew.
A partir de entonces, el género creció y se diversificó en numerosas direcciones. Una de estas orientaciones fue el rock jazz que interpretaron varias bandas, como Chicago, Blood Sweat &Tears e If. Estas agrupaciones musicales combinaron elementos de jazz, rock y música clásica con arreglos para metales. Otros músicos han combinado el jazz con otros estilos musicales, como la música tradicional del mundo, el rhythm and blues, la música electrónica y el pop, para crear una fusión.
Uno de los primeros usos del término Fusión proviene de la fusión Indo Jazz de Joe Harriott y John Mayer. Otros de los primeros ejecutantes de la fusión son Weather Report y Herbie Hancock. Años más tarde, Shakti expande los límites de la Fusión, lo que originó la World Fusion de los 90´s.
Shakti
Respecto del Jazz Rock Fusión nacional, hay dos grandes representantes del género, el primero de ellos es Carlos Santana, quien, aunque no vive en México, nunca ha dejado de ser mexicano; el otro es la banda Iconoclasta, que ha sido la agrupación líder de este estilo en el interior del país. Sobre Carlos Santana es posible afirmar que ha creado un Jazz Latino Fusión y colaborado con otros músicos del género, como John McLaughlin y Alice Coltrane.
Su carrera como solista o en duetos le ha permitido ganar una reputación incuestionable. Sus álbumes Love Devotion Surrender, con McLaughlin, o Illuminations, con Coltrane, han resultado placenteros tanto para los fans del Jazz Rock como los del Jazz Buff. Después de tres discos sublimes de Carlos, este guitarrista confirma su gran admiración, algo exagerada, por John Coltrane.
Esta situación le obliga a preparar un disco especial, en dueto con la viuda de Coltrane, Alice, quien se especializó en arreglos de cuerda y arpa. El resultado fue el álbum Illuminations, que incluye algunos maestros del jazz, como David Holland y Jack DeJohnette, y sus compañeros de toda la vida, Tom Coster y Armando Peraza.
Luego de una gran introducción, la pieza “Angel Of Air” proyecta ambientes paradisíacos junto con las cuerdas de Alice. La composición “Bliss: The Eternal Now”, también es muy impresionante. Aunque “Angel Of Sunlight” es una enorme pieza de 15 minutos, en la que destaca la interacción entre la guitarra de Santana y el saxo de Broussard, que representa un caso ejemplar de solos del Jazz Rock.
Iconoclasta es una de las pocas bandas mexicanas que representa la nueva generación del rock progresivo en cuanto a Jazz Rock Fusión. A pesar de la ausencia de más agrupaciones de este género progresivo, Iconoclasta ha logrado crear música de Jazz Rock de calidad. El primer disco del grupo, de nombre homónimo, fue lanzado en 1983, el cual reflejaba una banda que buscaba su propio estilo. No fue sino hasta el lanzamiento de su segunda obra, titulada Reminiscencias, de 1985, cuando el grupo ofreció una perfección artística en muchas de las piezas del álbum. Todos sus integrantes siguieron sus pasos dados en su disco anterior hasta lograr asentar un estilo identificable por muchos. Reminiscencias es un disco conceptual, centrado en la evolución tecnológica y sus consecuencias de degradación del medio ambiente.
De las cuatro composiciones, la última de ella, la suite “Reminiscencias de un mundo si futuro”, de siete partes y con una duración de 17 minutos, es casi perfecta. Este compendio de pequeñas piezas proyecta una unidad difícil de separar. No hay muchas voces en la suite; aunque es distinguida una sección coral que surge en una de sus partes. Y en cuanto a la impresión del oyente, es natural dado el dramatismo de la composición por la naturaleza apocalíptica del tema.
Óscar Muñoz