Revista Comunicación
El rol de los padres en la reclusión por #coronavirus
Publicado el 27 marzo 2020 por Pedromolleda @masmarketingQuedarse en casa durante un mes o más es algo que ninguno de los que hemos nacido después de la guerra civil española hemos vivido. Más bien al contrario; creo que ninguno de nosotros pudiera pensar que un virus (convertido en pandemia, pero virus a fin de cuentas) pudiera tenernos confinados en casa, con lo que eso significa.
Para empezar, la actividad económica del país se ve seriamente afectada. Hay muchísimas industrias que se ven afectadas de lleno por esta medida y por otras que han puesto en marcha los gobiernos, como la de cerrar fronteras, impedir el normal tránsito de pasajeros entre determinados países. Y como la economía es global y todo está relacionado, cuando para un sector (como puede ser el del turismo, representante del 20% del PIB del país), hay otros sectores que se ven afectados, otras empresas, y finalmente tenemos la situación que tenemos.
Empresas parando y consecuentemente haciendo expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para poder sobrevivir. Eso hace que cientos de miles de personas se van al paro temporalmente, y consecuentemente su consumo se frena en seco. Esa parada de consumo hace que las empresas que sobreviven vean mermados sus ingresos... y por tanto tendrán que adecuar sus estructuras productivas... y así una y otra vez en un ciclo destructivo en que nos daremos cuenta que nos hemos metido de lleno cuando dejemos de poner las miradas en la emergencia sanitaria (porque afortunadamente haya pasado) y la pongamos en levantar la economía del país... e incluso del mundo.
Pero hoy no quería hablar de los efectos que esta crisis sanitaria está teniendo o va a tener en la economía mundial. Quiero hablar del impacto que esta situación de encierro domiciliario está teniendo para los padres (y por ende, también a nuestros hijos).
Estoy seguro que os vais a sentir identificados con esta situación. porque estoy seguro que nuestros días se parecen preocupantemente:
- 07:00. Suena el despertador, y aunque no tienes las prisas que hace unos meses, sales de la cama, te duchas, desayunas y te sientas (en mi caso en la mesa del salón) a trabajar.- 07:30. Arranca la jornada laboral. Aquí empieza lo bueno. La primera hora y pico es la realmente productiva de cada día. A partir de aquí empiezan las innumerables conference calls (hasta 10 he llegado a tener no hace mucho)- 09:30 aproximadamente los niños salen de la cama, y empieza la fiesta. Después de que desayunan (afortunadamente mis hijos son auto suficientes para prepararse el desayuno) descansan 15 minutos y se sientan en la mesa del salón, junto a mi mujer. Todos juntos dispuestos a pasar una jornada escolar/laboral.Desde este momento hasta las 20h es cuando padres y madres nos convertimos en hombres y mujeres orquesta.
¿Te acuerdas cuándo tu única preocupación y tu único foco de 08:30 a 20:00 era el trabajo? Pues olvídate, porque has pasado de convertirte en un trabajador a tiempo completo (en el horario de cada uno) a algo como lo que sigue:
- Trabajador cuya eficiencia y niveles de concentración dejan mucho que desear (pero la presión y objetivos, por supuesto se mantienen inalterables)
- Profesor/tutor para resolver las cientos de dudas de tus hijos, y acompañarles en las tareas que han impuesto unos profesores que o bien han enloquecido de pronto, o bien han de justificar que les sigan pagando el sueldo pero sin trabajarlo realmente, ya que son los padres quienes han de compatibilizar su jornada laboral con la de los profesores (actuando en su nombre). Aquí me gustaría matizar que mientras en el colegio son varios profesores los que se turnan para supervisar a nuestros hijos en función de la asignatura que hayan de impartir, en esta nueva situación, no hay relevo ni descanso posible.
- Empleados del hogar, porque claro... digo yo que alguien tendrá que ventilar las casas, hacer las camas y un ligero repaso a la cama, los baños, etc. Por supuesto creo importante comentar que el tiempo de estas tareas tendrás que compatibilizarlo con el tiempo que estés despierto (es una pena que no seamos sonámbulos dedicándonos a estas labores)
- Cocineros, porque digo yo que habrá que comer. Aunque nosotros nos apañamos de cualquier forma, los niños a partir de las 2 de la tarde empiezan a preguntar cuándo se come (cabe destacar que en el colegio almuerzan a la 1). A las labores específicas de los fogones, cabe añadir la de organizador de provisiones y comprador de las mismas. Este apartado perfectamente podría tener su entidad propia, ya que intentar comprar online se está convirtiendo en una auténtica profesión de riesgo en estos tiempos de coronavirus, como comenté en este post.
Lo que me está pasando a mi, a título personal, es que mis jornadas son mucho más largas (pero evidentemente menos productivas) y tengo la constante sensación de que no estoy atendiendo como debería a mis obligaciones profesionales, ni a las tareas que tienen los niños en el colegio, ni la casa está limpia como debería, y a veces comemos lo que haya, porque no me da la vida para más cosas.
Sin quitarle mérito a los profesionales sanitarios, que se merecen el emocionante aplauso que a diario se les da desde balcones y ventanas de todo el país, propongo que dediquemos un rato para aplaudir a todos los padres y madres que estamos haciendo de superman y superwoman durante estos días (¿meses?)
NOTA: Mención aparte tendrá lo que en mi opinión está siendo un auténtico despropósito en cuanto a la gestión de tareas y materia que los profesores están enviando a los niños estos días. Escribiré un post próximamente sobre este tema