Revista Medios
Jaime Nuño, uno de los historiadores que más ha ahondado en este apartado, explica que para interpretarlo correctamente es necesario conocer los doctrinarios eclesiásticos de la Edad Media.
Quiero aclarar que yo lo he pensado y lo he visto escrito después, a medida que me adentraba en textos de historiadores y blogueros. ¿Se tomaron la licencia los propios canteros, para exponer el erotismo en el mismo lugar donde se castigaba el sexo con el infierno? Nuño, director del Centro de Estudios del Románico, hace alusión en una entrevista a Risus Paschalis, una costumbre que se mantuvo en Alemania hasta el siglo XVIII, y donde un clérigo, borracho de alegría por el hecho de la Resurrección, se masturbaba delante de los fieles, lo que provocaba, como en todas las épocas de la historia, el rechazo de unos y el beneplácito de otros.
Tal vez, como ocurre hoy mismo en todos los órdenes de la vida, aquella que para unos era prohibitivo y escandaloso, era moneda corriente para otros. Los canteros se convertían en una especie de cronistas que mostraban la noticia allí donde más se predicaba contra ella; salvo excepciones, donde eran los propios predicadores quienes se manifestaban sexualmente., como diciendo, esto no está bien, pero un día es un día.
Ta vez buscando con el acto la polémica, para que se visitase más a menudo el templo, como ocurre ahora con los diarios que no venden y se agota la edición con una noticia escandalosa.
Otras versiones hacen alusión a una especie de estímulo para procrear, por la necesidad permanente de repoblación en estos apartados lugares. En cualquier caso, los maestros canteros, dejaron su interrogante en las iglesias hace 800 años, cuando todo era distinto, hasta los sentimientos sobre los que tratamos de divagar ligeramente, cuando llegamos a un templo tan mentado y encontramos como silenciadas aquellas esculturas, que sirven de vehículo en los lugares donde tanto poder se concentraba y donde tantas injusticias se cometieron a través de los tiempos.