Revista Diario

El sabor de las mitades de manzana.

Por Negrevernis
El sabor de las mitades de manzana.Marcos extiende la mano hacia la bolsa que su abuelo le presenta, blanca, pequeña y que antes debió de ser de aquellas de farmacia; la introduce y saca, radiante, una manzana amarilla y de aspecto jugoso. El abuelo, que, evidentemente, está preparado y se encarga una tarde sí y otra no -o sí- de sus nietos, la corta con un cuchillo limpiamente por la mitad, entregando una parte al niño y otra a la niña.
La pequeña es toda rizos y falsa plisada de colegio privado; un gran lazo adorna la coleta que le hizo su madre por la tarde y balancea cadenciosamente sus zapatos escolares desde el asiento del vagón del Metro. El abuelo le tiende la mitad de la manzana, hermana de la parte que el niño masca y saborea a dos carrillos. 
- Ten cuidado, Marcos. -le dice, mientras muerde - No te comas las semillas. 
El hermano la mira, mordisqueando el borde del corazón de la manzana. 
- Si te comes las semillas, te explico: te crecerá una planta aquí dentro...
  El sabor de las mitades de manzana.

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